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sábado, 20 de noviembre de 2021

¿PORQUÉ EL CONGRESO DEBE APROBAR EL 6% DE PRESUPUESTO PARA EDUCACIÓN?

 

Durante la pandemia es tal la demanda de Internet que en muchas regiones los servidores colapsaron. O sencillamente no existía conexión. Y en el colmo las familias no tenían datos móviles por falta de presupuesto porque “si hay para internet, no hay para comida”

En un hogar con tres o cuatro hijos han tenido que compartir un computador o un teléfono celular para recibir sus clases en línea -los más afortunados-. Ha sido imposible tomar sus cursos al mismo tiempo y conectarse con sus profesores aparte de que se perdía la señal de Wi-Fi.

Miles de hogares más pobres y marginales no pueden conectarse a Internet y deben conformarse con atender las clases por televisión que muchas veces está ocupado en las telenovelas o los partidos de futbol. Desde luego que el aprendizaje en línea ha sido catastrófico. En un intento por mitigar la emergencia las escuelas y colegios se organizaron en grupos de WhatsApp para al menos recibir las tareas y que se mantuvieran los alumnos activos. Pero la pérdida total de tiempo y el aburrimiento de estar encerrados provocó que millones de niños, niñas y jóvenes desertaran de las clases en línea.

Por esto muchas cosas más, exigimos al congreso aprobación el 6% para educación.

Por: Alfredo Vásquez Acosta

 

viernes, 27 de agosto de 2021

CONSEGUIR EL VOTO DE CONFIANZA DEL CONGRESO Y NO PERDER LA CONFIANZA DE LOS SECTORES POPULARES

El mensaje del presidente del consejo de ministros ante el Congreso para pedir el voto de confianza a su gabinete y los resultados de la votación, expresan la actual correlación política de fuerzas, las presiones y negociaciones efectuadas de antemano.

Semanas previas asistimos a una sostenida ofensiva de la derecha: junto a movidas abiertamente sediciosas y golpistas, se acentuó la presión para que Pedro Castillo cambie a cuatro o cinco ministros, incluyendo al premier, antes de la presentación al Congreso. Lograron hacer retroceder al ejecutivo y traerse abajo al canciller Héctor Béjar, nombrando en su lugar a Oscar Maúrtua, personaje que, indudablemente seguirá una ruta distinta a la política exterior preconizada por su antecesor.

Mientras los sectores más ultras de la derecha anunciaban que de ningún modo iban a otorgarle la confianza al gabinete Bellido; los más liberales, con la caída de Béjar y con la promesa que en el mensaje no se mencione la Asamblea Constituyente, amén de otras concesiones, se dieron por satisfechos y anunciaron que otorgarían el voto de confianza.

De este modo, el mensaje del premier se ha movido en esos parámetros: por un lado, conciliador para obtener el voto de confianza de la mayoría parlamentaria; por otro, para no perder la confianza de los sectores populares, reivindicando las aspiraciones del Perú profundo, evidenciando las fracturas históricas al hablar en quechua y en aymara ante una mayoría parlamentaria incómoda, citando a Vallejo y Arguedas, enfatizando determinadas políticas sociales a favor de los más desprotegidos.

Es decir, en el fondo no se trata de un mensaje de ruptura, que proponga una visión de país distinta al modelo neoliberal y, como parte de ello, que apele al cambio constitucional. Se trata de un mensaje que responde a la coyuntura, de denuncia, de procurar cambios dentro de los marcos que lo permite el modelo y la correlación de fuerzas dominante.

El rumbo que seguirá el gobierno aún es incierto, en la medida que se trata de un gobierno en disputa. Sin duda alguna, la derecha, sin renunciar a sus planes golpistas, seguirá presionando para hacerlo cruzar el Rubicón neoliberal. Corresponde a los sectores populares accionar y presionar en sentido contrario, construir la correlación política, social y cultural a favor del cambio democrático y patriótico, el mismo que tiene en la lucha por una nueva Constitución su aspecto nodal. Las calles se convierten en el escenario principal de esta batalla.

¡Otro Perú es posible, Unidos podemos lograrlo!

Por: Manuel Guerra

sábado, 14 de agosto de 2021

Profesor Castillo, una semana en el Gobierno: del encanto de los símbolos a la dura realidad política

Conviene que el profesor y sus compañeros de gobierno vuelvan a oír con atención los consejos que le dio el sabio uruguayo José Mujica, ex guerrillero, -presidente de Uruguay, competente, limpio y honrado- que escuchó a su pueblo, lo representó con dignidad, se retiró a tiempo, convirtiéndose en un compañero venerable y ejemplar.

“Votaré por el sombrero”, dijo la señora Victoria Nicolaza Vargas, al final del primer debate televisado de los candidatos presidenciales. Ella es trabajadora del hogar en mi casa desde hace 21 años, migrante apurimeña quechua hablante, con buen dominio del castellano. Ella no había visto nunca ni había oído hablar del profesor. Ese fue para mí el punto de partida para entender la importancia del campesino profesor y su novedad política en Perú. El sombrero, su condición de sencillo profesor cajamarquino con un lenguaje sencillo, signos y maneras, que ella entendió perfectamente.

Después de los primeros resultados anunciando su victoria, en una conferencia a solicitud del Dr. Modesto Montoya, en su canal de Youtube, traté de entender su triunfo apelando a un nuevo encuentro de ficción entre los zorros de arriba y de abajo, de Huarochirí y de Arguedas, luego de haberse visto en Chimbote hace dos mil años después de Huarochirí, y después de los encuentros que el grupo teatral Yuyachkani, nuestros yuyas, y del diálogo en Villa el Salvador por el grupo de teatristas Arena y Esteras.

En el universo mítico de Huarochirí, corresponde a los zorros de arriba y de abajo, la tarea de proteger a los habitantes yungas en los valles de Lima y a los quechuas de las tierras tibias y pastores de las punas. Suben y bajan los zorros para saber cómo están. En Chimbote y Lima, los zorros fueron llamados para proteger a los migrantes de la voracidad de los empresarios pesqueros y su mundo de corrupción; de la violencia política, en particular de las fuerzas armadas sobre los migrantes ayacuchanos acusados de terroristas y, ahora, para favorecer y defender la victoria del profesor Castillo sobre la señora K.

En el análisis antropológico, el universo mítico mágico de los pueblos es parte de lo que llamamos realidad, palabra que representa el complejo mundo de las vidas cotidianas de ayer, de hoy y de mañana. En un país como el nuestro, la política y el universo mítico tienen espacios comunes, compartidos de manera diferente. En la orilla de las derechas, lo mítico-mágico y místico corre principalmente por cuenta del mito cristiano de la creación del mundo, de la vida y la especie humana, el valle de lágrimas y sufrimiento por tener que pagar el pecado original de tentación de la carne de Adán Eva, y la esperanza de encontrar la felicidad en el cielo. En la orilla del profesor y sobre todo de sus votantes andinos y amazónicos, cuentan; de un lado, parte de ese universo cristiano católico y los grupos protestantes y; de otro, la realidad llena de encantos en los Andes, la Amazonía y también en la Costa escondida, más allá de las grandes ciudades. El notable espectáculo de la juramentación llamada “simbólica” del presidente Castillo en la Pampa de la Quinua, es un ejemplo visible, audible y sensible de ese mundo mágico.

Uno, los símbolos como cara visible de la luna

El campesino profesor, tiene el color andino de la tierra, lleva siempre su sombrero chotano, su escuela está en medio del campo; el profesor y su familia trabajan la tierra, arando, cosechando, cuidando de las vacas, corderos, gallinas, cuyes; Lilia, su esposa es campesina profesora como él. En su campaña, están presentes la escuela, el lápiz, las primeras letras, el recuerdo del viejo mito contemporáneo de la escuela:

“Porque somos quechuas, porque hablamos nuestra lengua y vivimos de acuerdo a nuestras costumbres y no sabemos leer y escribir, vivimos en el mundo de la noche. No tenemos ojos y somos desvalidos como los ciegos. En cambio, quienes saben leer y escribir viven en el mundo del día, tienen ojos. No tiene sentido quedarse en el mundo de la noche porque debemos progresar para ser como los que van la escuela y tienen ojos. Yendo a la escuela abrimos los ojos, despertamos” (Mito recogido en los ayllus de Puquio en 1975, citado en el libro de R Montoya, Por una educación Bilingüe en el Perú, Cepes, Moscas Azul Editores, Lima, 1990, p. 94).

Su hablar simple y sencillo, plenamente entendible, es del castellano andino diferente al castellano estándar, más o menos común a todos los que lo hablamos y, lejos, de la llamada lengua culta, de escritores, de poetas. Quienes se sienten dueños de la cultura en singular se indignan cuando los migrantes confunden la e con la i y la o con la u, los llaman motosos, los desprecian y no quieren saber nada de las culturas en plural, que pertenecen a los pueblos, naciones, patrias y sangres en los Andes, la Amazonía, la Costa, en eso que se llama Lima metropolitana, más allá de la Lima de los señores, agrupada entre San Isidro, Surco y San Borja, lejos también de los cinturones de clases medias y populares de esa vieja Lima que comienza a ser parte del pasado. El profesor no es quechua ni aimara, es un campesino de Puña-Chugur-Tacabamba-Chota-Cajamarca, pero lo vimos identificado con los pueblos indígenas, los afrodescendientes, y acompañado de símbolos de esa búsqueda del Inca, que brotó desde Túpac Amaru I de 1572 y salió a la superficie con Santos Atahualpa en 1742, Túpac Amaru II 1781. Tito Flores Galindo llamó utopía andina a ese ideal andino basado en el Inca y la reciprocidad de la sociedad inca.

Dos, encanto de los símbolos, votos y esperanza

Los símbolos tienen la particularidad de condensar, sintetizar, reducir segmentos de la realidad, por ejemplo: en una bandera, una prenda de vestir, un verso, una canción. Por eso los símbolos encantan, parecen fragmentos de magia, fácilmente entendibles. Recuerden las frescas imágenes de esa preciosa ceremonia en la Pampa de la Quinua, su cielo azul, sus nubes viajeras, los danzantes reproduciendo la belleza del arco iris al compás de la música, de la melodía de las tijeras, y el frustrado esfuerzo de un joven pintor ayacuchano por entregar al profesor un retrato con la banda presidencial al viento, con gratitud y admiración. En política los símbolos encarnan esperanzas que se traducen en votos y en victorias; también en derrotas, es cierto.

Para ganar el voto popular en 1990, Alberto Fujimori se presentó como “el chinito igual que tú”, despertó simpatías porque el Perú está lleno de chinitos que muchas veces no tienen ni un cinco por ciento de chinos y menos de japoneses. Después, Alejando Toledo, en 2001, tenía un rostro más andino que Pedro Castillo, había nacido en Cabana Norte, contó el cuento bonito de haber sido lustrabotas, de ser en un error de la estadística porque hombres como él no llegan “a la universidad de Harvard”, y fue visto como un triunfador por haberse casado dos veces con la misma señora europea. Fujimori y Toledo ganaron, gobernaron, se sirvieron del pueblo para ganar las elecciones, olvidaron luego y se dedicaron a robar en dólares; más, el primero, porque mientras acumulaba una gran fortuna (de la que casi no se habla), dio órdenes para matar a centenares de peruanos y peruanas acusadas de terrorismo, sin decir una palabra sobre su terrorismo de estado. Vinieron después, Alan García Pérez, su gran fortuna y su suicidio minutos antes de ser llevado preso, por orden de un fiscal sin escapatoria alguna; siguió la serie con los señores Humala, Kuczynski y la señora K, Keiko Fujimori, cuyos juicios son inevitables. En dos palabras, una vergüenza para las derechas que se enriquecieron gracias a ellos y ella, y mil vergüenzas para el Perú entero.

 Tres, victoria frente a todas las derechas unidas.

Parecía imposible que un sencillo profesor ganase a la derecha confiada en su victoria en la primera vuelta con algunos de sus candidatos compitiendo con la Sra. K. Parecía inalcanzable aquel 20% su ventaja en la primera encuesta posterior. El miedo -viejo y nuevo de la clase política limeña conservadora y dueña del Perú- obligó a que todos sus segmentos se unan, apelando a todas las armas, mostrando a boca en cuello y pecho descubierto, todo su odio y sus racismos, dividendo al país en peruanos demócratas, ellos y ellas, sus nosotros restringido; y, no-peruanos, terroristas, senderistas, enemigos de la democracia, precisamente los que tienen el color de la tierra, ellos y ellas que son parte de un nosotros mucho más grande y rico. El sr. López Aliaga pidió que mataran al profesor y el sr. Jorge Montoya prometió que las fuerzas armadas saldrían a resolver el problema para salvar la democracia. Hace 200 años que se oye ese discurso y no tienen como salvarla. Como siempre, quedaron atrás todas las preciosas palabras sobre la unidad peruana para resolver el problema de la pandemia, desmentidas por la aparición de un candidato que la derecha no conocía y escapaba a su control.

Mintieron, calumniaron, compraron votos; los burgueses que no conocen la promesa republicana amenazaron a sus trabajadores con despedirlos si votaban por Pedro Castillo y, para probar que no lo harían, debían presentar una foto de su cédula tomada con un celular; como si tuvieran alas, de los archivos judiciales y policiales salieron viejas acusaciones de presuntos delitos aún no probados para enlodar a los aliados del profesor; no dijeron una palabra sobre el pedido de 30 años de cárcel que la fiscalía propuso para la señora K acusada de dirigir una banda para delinquir. Es una vergüenza monumental para el Perú y su incipiente democracia que una mujer con ese prontuario sea admitida en una elección. Frente a ella, el profesor Castillo tenía y tiene las manos limpias. Conviene tener presente que el médico Cerrón Rojas -secretario general el partido Perú libre, con una condena judicial, no fue candidato en las elecciones y fue reemplazado por el profesor Castillo.

Con el esfuerzo y el despliegue económico extraordinario, las derechas unidas creyeron que ganarían, apelaron a decenas de triquiñuelas abogadiles para anular los votos del profesor, pero perdieron, con una pequeña pero suficiente diferencia. De modo unánime, todas las delegaciones internacionales certificaron que las elecciones fueron limpias.

 Cuatro, desencanto con la otra cara de la luna.

En la primera semana de gobierno del presidente Castillo, comenzaron sucesivas olas de decepción; de un lado, la oposición de todos los segmentos de la derecha y; de otro, de parte de quienes votaron por el profesor. A los primeros les causó horror el color de la tierra de buena parte de los ministros, sus apellidos, el capítulo de guerrillero en la vida de Héctor Béjar (ministro de Relaciones exteriores) y el retiro de 24 horas de Pedro Francke y Aníbal Torres quienes se negaron a ser ministros, minutos antes de la juramentación. Con sus garras y colmillos, las y los periodistas voceros de primera línea de las derechas, que se consideran sabios y parecen convertidos en expertos fiscales y jueces, exigieron la renuncia del presidente, del primer ministro y de muchos ministros. Como estas derechas no tienen i hoy influencia alguna para sugerir y menos, para nombrar ministros, renuevan su odio de la segunda vuelta y no tienen rubor alguno en detestar a los ministros que no se parece en cara ni en apellidos a los ex ministros que ellos conocen bien, tutean y tratan de hermanitos.

Solo en la incipiente república y democracia peruana ocurre que cuando las derechas pierden, hacen valer su derecho de sugerir y atreverse a recomendar nombres, dictarles las medidas que deben tomar, no tocar la eterna constitución del 93 y su sagrado capítulo económico. Esta vez insisten con lo mismo, sin darse cuenta que Castillo no es como Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Martín Vizcarra o el tal Merino. No se defienden aún los ministros atacados como debieran, para denunciar los racismos que reaparecen contra ellos, más allá de sus cuentas por pagar, ciertas o no, y de su competencia para asumir los cargos recibidos. Una semana después, ya se afirma y repite que “el sr Cerrón vacó en el cargo al presidente Castillo”. Si fuera cierta esta predicción, debería esperarse el final del flamante gobierno en muy corto tiempo. En el Congreso se preparan interpelaciones puntuales con el horizonte de dar un zarpazo final en el momento adecuado. Allí, las fuerzas de Castillo son minoritarias. Si todo esto ocurriera, vaya final sin gloria alguna de la celebración del Bicentenario, que parece haber quedado en un rincón, rumbo al olvido.

Cinco, Lo nuevo viene con lo viejo: sorpresa, improvisación, primeros errores (grande y pequeños).

Aprendimos de la historia que lo nuevo nunca viene puro; está siempre cargado, envuelto y escondido por lo viejo. En el examen que intento hacer de la realidad llena de misterio, con información insuficiente y cambiante, no dejo de tomar en cuenta dos hechos como punto de partida: la sorpresa y la inevitable improvisación. De ahí parten los grandes y pequeños errores, corregibles o no.

Ha sido ya compartida una información importante: el partido Perú libre se presentó a las elecciones con el candidato profesor, con la esperanza de ganar unas cinco o seis curules en el Congreso para asegurar una presencia política nacional del partido regional-huancaíno y no limeño. Fue doble la sorpresa: el profesor Castillo pasó a la segunda vuelta y ganó el derecho de disputar la presidencia de la república; el partido obtuvo 37 curules. En los meses siguientes, los líderes consagraron todo su tiempo y fuerzas a ganar la segunda vuelta. ¿Tuvieron tiempo de pensar en la política a seguir si ganaban? Los planes formales presentados al organismo electoral eran insuficientes para responder a los problemas concretos del país. No tuvieron tiempo de formar equipos para ponerse de acuerdo sobre la política a seguir después de la victoria en cada uno de los ministerios como parte de un proyecto global de gobierno.

Fue inevitable la improvisación para encontrar “con el tiempo encima” a las personas que podrían ocupar los cargos mayores. Entre las grietas de la información conocida y los hechos sueltos que van apareciendo, presté especial importancia a una organización que parece creada recientemente y en los rostros, profesiones y apellidos de parte significativa de los ministros escogidos. No conocía que existiese una Organización Nacional de profesionales del Perú, o algo así. Con su banderola, llegó un grupo de sus miembros hasta la casa ocupada por el Profesor en Breña (no en Miraflores o San Isidro como casi siempre). Exigían puestos de dirección para los profesionales de provincias. Volvió a aparecer la liebre provinciana: la limeñitud en el banquillo de acusados, ¡basta de jefes limeños!”. En otras palabras, que los ministros sean como tú, profesor Castillo, “como nosotros, que tenemos el color de la tierra”. Si esta habría sido la línea a seguir, no es atrevido suponer que la competencia y calificación para los puestos no haya sido una exigencia de primer orden; Habría bastado y bastaría un título universitario, haber trabajado por la victoria, ser amig@s del Profesor Castillo del Dr. Cerrón, un poco de suerte y un apoyo rogado a una virgencita o a uno de nuestros Apus, que en Los Andes son much@s.

En los últimos días el gobierno ha cometido muchos errores: perdió presencia en la Mesa directiva del Congreso dejando libre el camino para que las derechas organicen la oposición dura, ya visible; no tuvo cuidado alguno en escoger ministros con rostros de la tierra y títulos profesionales, sin la calificación y competencia debida para los cargos, sin averiguar sus antecedentes para evitar las embestidas fáciles de las derechas; sus marchas y contramarchas con fechas, horas y ministros que abandonan la sala sin juramentar y lo hacen 24 horas después; su decisión de volver a una peligrosa especie de servicio militar obligatorio de los jóvenes sin trabajo y sin estudios técnicos ni universitarios; su decisión de reconocer una nueva federación de profesores con el abierto propósito de dividir al Sindicato Único de Trabajadores de la Educación Peruana, SUTEP, (El gobierno de Velasco intentó lo mismo y fracasó), lo política y sindicalmente ético es ganar limpiamente la dirección del SUTEP y no dividirlo.

Con la juramentación sorpresiva de Pedro Francke como ministro de economía, las derechas recobran algo de calma, pero ese nombramiento -que representa un paso adelante- no será suficiente.

Seis, desafíos: no defraudar las promesas que le dieron la victoria, corregir a tiempo los errores, y no permitir la naciente esperanza se diluya antes de dar frutos.

No defraudar a quienes le dieron la victoria, es el desafío mayor. Sería fatal que el gobierno mire solo hacia adelante y no vuelva los ojos sobre las consecuencias de las promesas frustradas en el pequeño tiempo de los últimos treinta años: el Apra desapareció en el horizonte, por responsabilidad de Haya de La Torre y Alan García, su discípulo preferido, Fujimori está preso, a Toledo y a su esposa les espera una prisión muy larga, ese sería también el camino de Ollanta Humala y Kuszinski. Si se ve en el espejo de estos antecesores, el presidente Castillo está obligado a ser fiel con sus promesas. Ya el pueblo mostró que su voto va por donde el viento de las promesas lo lleva y no es leal a partido o movimiento alguno. Para ser leal con su “palabra de maestro”, tendrá que cumplir algunas de sus promesas fundamentales. La Constituyente y una nueva constitución no tiene el camino fácil: en los casos de Bolivia y Ecuador, las constituciones fueron el fruto de coaliciones políticas previas, logradas en elecciones y en asambleas constituyentes con amplias mayorías a favor. Este es también la constituyente chilena en, hoy pleno trabajo. No es el caso de Perú; aquí, el gobierno como tal, no tiene la mayoría de una coalición que lo defienda; es posible el camino de la calle, pero es demasiado temprano para eso….

En su camino, el gobierno irá descubriendo cuántas de sus promesas son posibles o no, y tendrá que aprender “a corregir a tiempo los errores” como aconseja la sabiduría popular. Para eso conviene que el profesor y sus compañeros de gobierno vuelvan a oír con atención los consejos que le dio el sabio uruguayo José Mujica, ex guerrillero, -presidente de Uruguay, competente, limpio y honrado- que escuchó a su pueblo, lo representó con dignidad, se retiró a tiempo, convirtiéndose en un compañero venerable y ejemplar.

“Te pido por favor, yo sé que la lucha electoral es dura, pero no dejes que en tu corazón se acumule el rencor… cuando salgas de esto tendrás muchas canas… el odio lo único que hace es hacernos perder libertad, sobre todo hipotecar la esperanza... es muy fácil perder [la confianza]…

Juégale limpio a tu pueblo, no lo engañes y cuando las fuerzas no te dan porque no tienes los recursos, diles la verdad… no es fácil torcer el curso de la realidad a favor de los más débiles”. (José Mujica y Pedro Castillos, Encuentro de maestros, 3 Mayo 2021, Youtube).

Si el presidente Castillo va por ese camino, es posible que la llama de esperanza que encendió en medio del páramo de la política peruana, de derecha y también de izquierda, se mantenga e ilumine el camino a seguir. De lado de la esperanza, están toda la parte andina, amazónica y en parte de la Lima metropolitana que le dieron la victoria; también los cristianos que no han olvidado la Teología de la Liberación del padre Gustavo Gutiérrez; seguramente, otros intelectuales como yo, que sin perder su pensamiento crítico estamos en la orilla contraria de todas las derechas y en favor de los movimientos de izquierda que parten de las bases.

Hay en el territorio de la esperanza un ejemplo preciso: el discurso de Héctor Béjar al tomar el cargo de ministro de Relaciones exteriores. El ex guerrillero- nunca terrorista, ha ofrecido una lección de lo que es una visión política de la situación internacional a partir de la profunda desigualdad peruana. Se trata de una propuesta para cambiar el rumbo de las relaciones exteriores del Perú. Los medios de comunicación, operadores de las derechas y afines, no dijeron nada sobre su discurso, tampoco los escondidos ideólogos de las derechas; solo pidieron su cabeza para que lo echen de ese Ministerio por haber sido guerrillero hace 56 años, olvidando sus años de cárcel en El frontón, su apoyo al gobierno militar del general Velasco Alvarado, su trabajo profesional, sus estudios y su doctorado en San Marcos, su condición de hombre de izquierda. Ojalá salieran los ex embajadores a polemizar con él; con ideas, sin insultos y sin pedir también su cabeza, por citar parte de un hermoso poema de Javier Heraud:

Porque mi patria es hermosa

Como una espada en el aire

Y más grande ahora

Y más hermosa todavía

Yo la amo y la defiendo con la vida.

Por Dr. Rodrigo Montoya Rojas.

 

jueves, 8 de abril de 2021

LA LUCHA NO ES FÁCIL, PERO VENCEREMOS


Nunca antes la derecha peruana estuvo tan expuesta, tan vulnerable. En medio de la pandemia, de la crisis del modelo, de la gigantesca corrupción que la envuelve, sus cartas electorales en el actual proceso son crudas expresiones de la absoluta decadencia.

Pero esta derecha, responsable del atraso del país y de las penurias de la población, necesita defender y mantener sus privilegios. Su pesadilla es que tiene al frente a Verónika Mendoza, candidata de una coalición de la izquierda y el progresismo, abanderada del cambio verdadero, que viene concitando masivas adhesiones a lo largo y ancho del país, con claras posibilidades de ser gobierno.

Ni la derecha peruana, ni el imperio del Norte toleran esto. Dejando a un lado su careta democrática intentaron el golpe parlamentario encabezado por Manuel Merino; como no les funcionó se han dedicado a hacer uso y abuso de los medios de comunicación bajo su control, de la manipulación a través de las encuestadoras, del intenso trabajo de redes para difundir mentiras, ataques arteros, calumnias, meter miedo.

No ha sido suficiente. Día a día Verónika viene creciendo y amenaza con tener la primera votación, en tanto que los candidatos de la derecha se desinflan unos y otros se sostienen con la levadura insuflada por los grandes grupos de poder.

Entonces echan mano de Pedro Castillo para bajarle la llanta a la candidata de JP. De la noche a la mañana este sujeto aparece en todos los medios de comunicación, los opinólogos neoliberales construyen una imagen a medida de sus necesidades, las encuestadoras le hacen dar un salto de garrocha, ubicándolo nada menos que en segundo lugar, mientras a Verónica la hacen descender al quinto o sexto.

Grandes intereses están en juego y debemos tener claro que la derecha va a usar todos los medios para salirse con la suya. Para ella la amenaza nunca ha sido el candidato de Perú Libre; la amenaza real proviene de JP y Verónika Mendoza.

No podemos competir con los ingentes recursos económicos de la derecha, ni con los grandes medios de comunicación, ni con el concurso de encuestadoras a gusto del cliente. Nuestra fuerza está en nuestro activismo enraizado en la población, en la capacidad de ligarnos a la gente y ganar su mente y su corazón. No permitamos que las falsas noticias y los operativos psicológicos nos amilanen. Hay que seguir librando la batalla con energía, convicción y entusiasmo hasta el último momento. El destino del Perú y de su gente es lo que está en juego.

¡Venceremos!

Por Manuel Guerra


lunes, 5 de abril de 2021

LLAMAMIENTO A LA PATRIA, LA VOZ DEL RONDERO.

Desde la cuna de las rondas Cuyumalca, Chota - Perú

La esencia de las rondas está expresada en los 10 mandamientos del rondero, hoy asumiremos ante el país el primer mandamiento:

Continuar la obra liberadora de Cristo, Tupac Amaru y José Carlos Mariátegui para hacer de nuestra patria una república nueva, donde el pueblo se autogobierne con democracia, progreso, justicia, bienestar, integridad territorial, soberanía e identidad nacional. Principio paradigmático válido en todos los tiempos – espacio para demostrar por siempre. ¡Las rondas del Perú somos la reserva moral de la patria!

Las rondas en los momentos más difíciles de las dictaduras y terrorismo, hemos deslindado categóricamente, cuando incluso sendero luminoso rondaba a las rondas de Cajamarca. Hechos más que suficientes para rechazar y no aceptar la mentira y el Chauvinismo de candidato a la presidencia de la república, aparentando ser dirigente rondero al ponerse el poncho y sombrero.

Las rondas surgen en Cuyumalca, Chota – Perú por la incapacidad y la no presencia de este Estado opresor, hasta hoy gobernado por la derecha opresora, corrupta y vende patria.

Los ronderos tenemos que hablar con la verdad en la mano, y más aun cuando la patria está en extremo peligro histórico. El próximo 11 de abril, cuando la derecha corrupta se visten de corderos para engañar al pueblo y nuevamente robar los votos de nuestro pueblo para seguir saqueando el trabajo y la riqueza de la patria.

Tengo que decirte rondero, rondera del Perú, si con el ejemplo de las rondas hemos alcanzado democracia directa y participativa permanente, Justicia, autodefensa de masas, desarrollo y progreso; entonces apostemos al cambio definitivo para refundar la república al asumir con mucha responsabilidad el 11 de abril el voto del cambio marcando firmemente J P. Y así lograr que nuestra patria sea gobernada por una dama cusqueña Verónika Mendoza. Quien está comprometida con las rondas y el pueblo en su conjunto. 

En este proceso electoral histórico no hay medias tintas, estamos por servir de verdad desde las rondas al país que se desangra en el hambre y la miseria o nos convertimos en traidores de la patria al dar nuestro voto a la derecha corrupta o a los mentirosos y seudo ronderos que se disfrazan de poncho y sombreo.

La paz y la tranquilidad para todos los peruanos,  tiene que llegar con un gobierno de Veronika Mendoza, quien deberá promulgar una nueva Ley de rondas campesinas y urbanas y, así los pueblos organizados en rondas,  en los campos y las ciudades borraremos a los ladrones grandes y a los ladrones chicos.

                                  Cordialmente para todo el Perú.

Por el rondero y profesor: Segundo Belizario Heredia Idrogo

lunes, 22 de marzo de 2021

La CONFIEP: CRISIS INTERNA Y ACOMODO ELECTORAL

El gremio más poderoso del país, la Confiep, pasa por un momento difícil en lo interno y riesgoso en lo externo. Sufre de una crisis de credibilidad, preguntándose cómo hacer para que su gastado mensaje de continuidad prenda en momentos que lo privado, el lucro asociado a las grandes empresas, tiene mayor rechazo. Anda también preguntándose hacia quién inclinarse en esta enigmática elección de punteros inexpertos y candidatos al congreso de igual condición.

Un mensaje menos efectivo

El menor impacto del mensaje continuista de la Confiep es resultado del cansancio que emana de su repetición incesante desde 1990, y por prometer un milagro de desarrollo que no ha llegado realmente. Obviamente, este mensaje mantiene su fuerza entre los ganadores: los grandes empresarios y propietarios (de acciones en bolsa, de propiedades inmobiliarias), es decir, para capitalistas y rentistas de la elite del país. También para quienes los asesoran: consultores, abogados, publicistas, lobistas y especialistas de imagen. Pero para el resto no, siendo el desaliento o la duda mayor entre la clase media y los jóvenes. Son un factor clave en la política.

Varios factores inciden en esta erosión ideológica. He aquí mi recuento:

1. El fin de la bonanza. Hace ya seis largos años que acabó la gran bonanza exportadora y con ella la fiebre de inversiones y consumo y el desarrollo de los megaproyectos de infraestructura.

2. Los escándalos de corrupción demostraron que en la construcción de obras públicas los contratos estaban amañados en base a sobornos para que la empresa privada inflara los costos y estafara al Estado.

3. Millonarios como los Romero, Odebrecht, y el “rey de los casinos”, también la propia Confiep de modo indirecto, son los principales donantes de los partidos, directa o indirectamente (campañas mediáticas).

4. El abuso de posición de dominio de mercado de oligopolios y oligopsonios se debe a la falta de regulación. Varios nuevos casos de abusos han sido desnudados en la pandemia: precio del oxígeno, medicinas encarecidas vendidas en cadenas de farmacias, intereses abusivos, clínicas privadas con precios deshonestos y operaciones innecesarias.

5. Las AFP han creado un sistema de bajas pensiones y altas ganancias, frenando propuestas de dar pensiones mínimas universales y reformas para bajar las comisiones (entre las más altas del continente).

6. Grandes empresas como la Telefónica y otras judicializan las fiscalizaciones y se niegan a pagar impuestos (o los intereses moratorios), con apoyo del Tribunal Constitucional (ahora sabemos para quién trabaja), mientras que la Sunat desarrolla fiscalizaciones agresivas a medianos y pequeños contribuyentes.

7. Las empresas mineras contaminan el medio ambiente, en algunos casos en forma extrema (Volcan), generan poco empleo formal directo, pagan pocos impuestos y son defendidas por la policía, alojada en sus campamentos, cuando estallan protestas.

8. El sector agroexportador abusa del sistema de “service” para reclutar trabajadores, generando precariedad laboral y pagando salarios bajos sin beneficios regulares. Al mismo tiempo, exigen rentas que se vienen extendiendo desde el 2000 (Ley Chlimper) y que se prolongan al 2029 (gracias al último lobby).

9. La pandemia, aparte de haber empobrecido al país, ha dado un duro golpe a las nuevas generaciones, cuyo libre endeudamiento para el consumo, o sus posibilidades de entrar al mercado con buenos puestos, ha sido seriamente afectado. Está naciendo una generación menos pasiva, más dispuesto a aceptar el pensamiento crítico. La clase media va a entrar a un activismo político crítico.

10. Finalmente, que todo lo arriba anotado es resultado de una captura corporativa del Estado.

Estas duras realidades predominan ahora sobre los discursos de éxito económico vía el mercado y el consumo desmedido o el genio de los emprendedores. La razón es simple: su principal resultado, por el tipo de política económica mercantilista adoptado bajo condiciones de captura (con permanente apoyo del MEF y el BCRP), es el enriquecimiento de los más ricos.

Una encuesta reciente encargada por la Comisión Omonte sobre qué piensan los peruanos sobre el rol del Estado y el sector privado permite concluir que una mayoría de peruanos prefiere que sea el Estado y no los privados los que manejen las pensiones, la salud, la educación y, en materia, de empresas, que sean los nacionales y no las multinacionales, los que desarrollen ciertas actividades como la minería y la banca. El resultado es sorprendente. Preguntados si prefieren qué sector (estatal o privado) debe manejar la salud, la educación, los fondos de pensiones, las farmacias, la banca y la minería, las respuestas favorecen ampliamente al Estado (60% en el caso de la banca, 72 y 73% en el caso de la salud y la educación). Preguntados sobre el tipo de empresa preferida, las respuestas son marcadísimas a favor de la empresa nacional en cada sector (entre 81% a 87%). ¡Uy!

Crisis interna y elecciones 2021

La Confiep ya no es lo que fue, al menos si la comparamos al momento de su fundación. Esta mutación es resultado de profundos cambios económicos sectoriales, intensa concentración del poder económico, y transnacionalización de la economía en condiciones de globalización. También porque a partir del golpe de 1992 (que apoyaron) se la jugaron 100% a sostener el modelo neoliberal extremo y al fujimorismo.

Estos dos factores explican su depuración interna. Quienes tomaron la iniciativa en noviembre de 1984 para fundarla, con ayuda financiera de USAID, fueron la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), la Asociación de Exportadores (ADEX), la Cámara Peruana de la Construcción (CAPECO), la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo (SNMP), la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), la Cámara de Comercio de Lima (CCL) y la Confederación Nacional de Comerciantes (CONACO). Otros siete gremios se sumaron, destacando la Asociación de Bancos (ASBANC), la Asociación de Radio y Televisión (ARTV) y gremios menores. Ningún gremio representaba a la pequeña empresa, hasta que se integró a la Confiep la CONAMYPE en 1995, saliendo un tiempo después.

La gran crisis interna ocurrió con la salida de los principales gremios fundadores en la crisis de 1998. Aquí entra la política. En esos momentos la Confiep seguía defendiendo la continuidad del régimen fujimorista bajo la batuta del minero Roque Benavides, uno de los primeros beneficiarios del modelo (Yanacocha), quien insistió en mantenerlo en el poder (al igual que Chlimper), hasta que Fujimori se fuga al Japón. Los gremios salientes en 1998, cabe señalar, eran más representativos del capital nacional y la empresa mediana y pequeña.

El 2021 ha ocurrido otra salida importante. Acaba de irse CAPECO, luego de que internamente condenara al Club de la Construcción, siendo el quinto gremio fundador en irse.

Tanto las salidas por razones políticas como las transformaciones económicas, hacen de la Confiep un gremio de gremios más compacto y menos representativo. Ese es su problema.

Hasta hace poco, con la anterior presidenta, María Isabel León (pequeña empresaria de la educación con fines de lucro), luego de que Roque Benavides (en su segunda presidencia), le dejara el cargo, la identificación con el fujimorismo seguía siendo evidente. Por un momento pareció que la Confiep iba a tener un candidato propio cuando Roque Benavides armó su candidatura. No prendió. La prédica del Perú Minero y la continuidad económica para asegurar el éxito y el logro individual cayó en saco roto, acentuándose en la pandemia. Luego le dio por entrar a una APRA decadente y dividida, pasando al olvido. Entre tanto, acaba de ser elegido presidente de la Confiep Oscar Caipo Ricci, de la consultora tributaria y auditora transnacional KPMG. Ahora son los gerentes de empresas extranjeras quienes la presiden. A eso han apostado el 2021 en momentos que no tienen candidato propio.

Políticamente tendrán que ver a quién apoyan en momentos que sus viejos y leales aliados fujimoristas (Alberto primero, luego Keiko) se están desvaneciendo, al igual que el APRA, en estado agónico. Todo dependerá de los dos candidatos que lideren las encuestas. Jugarán sus cartas cuando sepan quienes son o quienes pueden ser estos dos punteros. Ese momento está llegando. Se despuntan el experimentado congresista Johnny Lescano, más dos caras nuevas, el joven futbolista George Forsyth y el empresario del cilicio Rafael López Aliaga.

Su candidato favorito, si las tendencias se mantienen y si logran pasar a segunda vuelta, que no es ideal (lenguaraz, extremista, pecador tributario) es López Aliaga. En realidad, es más representativo de la derecha religiosa que la derecha económica, de Wilax (vocero del Opus Dei, propiedad del grupo Wong) más que del grupo El Comercio y RPP, que son los que pesan. Pero en la medida que la Confiep no tiene otras opciones, tenderán a apoyarlo por lo bajo. El congresista Lescano de Acción Popular es demasiado independiente y por ratos crítico de las grandes empresas (caso Telefónica, AFPs y otros) y Forsyth demasiado inexperto. El problema no es por tanto que no hay espacio para acomodarse, el problema es, si manejarán el país a través de un pacto, manteniendo el modelo y logrando un mínimo de gobernabilidad (por retos del Congreso y la calle o la carretera, es decir, las protestas).

En suma, ante la falta de candidatos propios de casa (tipo PPK), influenciables (tipo Toledo, García, Humala), en un momento en que la Confiep pierde credibilidad y legitimidad, que su representatividad se limita a las grandes empresas, mayormente extranjeras o asociadas, no lo le queda otra opción que financiar por lo bajo al candidato que tenga más posibilidades de victoria, volcar si se puede, el apoyo mediático hacia ese lado y enviar embajadores cuando salga elegido para colocar a tecnócratas pro Confiep y pro continuidad del desgastado modelo en los puesto clave: MEF y BCRP. 

Por Francisco Durand

viernes, 19 de marzo de 2021

¡VENCEREMOS!

El viejo topo de la lucha de clases, que durante un tiempo hacía su trabajo soterrado, en el presente sale a la superficie y muestra su verdadera fisonomía. La crisis del modelo y del régimen político, la gran corrupción, la descomposición moral y los efectos devastadores de la pandemia se han encargado de correr el velo y mostrar la desnudez de las clases dominantes, su real naturaleza, su forma de actuar cuando ven amenazados sus privilegios.

La democracia que pregonan se vuelve palabra hueca para dar paso a la prepotencia, al uso abusivo de los medios de comunicación, la manipulación de las encuestadoras, el dinero a raudales que ponen a disposición para propagar las más groseras mentiras, para meter miedo, para echar barro, para terruquear, para mantener un ejército de troles y cuentas falsas que inundan las redes sociales.

Todo para dejar fuera de carrera en el actual proceso electoral a la opción del cambio democrático y patriótico encabezado por Verónika Mendoza, candidata de Juntos por el Perú.

Sucede que la gran mayoría del pueblo peruano ya está cansada de pagar los platos rotos de la crisis y cargar sobre sus espaldas los efectos de un modelo que no le trae beneficio alguno, mientras un puñado de privilegiados engorda sus bolsillos a costa del saqueo del país, del robo descarado y de la desgracia de muchos.

Ya no soporta la escasez de oxígeno y de camas UCI, los escándalos de las vacunas, la pérdida de sus empleos, el alza de los combustibles, el sicariato de todos los días, la pérdida de clases por no tener para pagar la pensión, no contar con dinero para hacer las compras, la impunidad de los corruptos, la degradación de la política, el engaño, la demagogia, el cinismo.

Y esta gran mayoría de peruanos y peruanas se ha puesto de pie y exige cambios verdaderos, solución a sus más acuciantes problemas de salud, trabajo, educación, subsistencias, seguridad, que solo podrán resolverse cambiando las reglas de juego impuestas por el modelo neoliberal y la constitución fujimorista.

Y la derecha tiene miedo. Juega sus cartas y deshoja margaritas apostando por uno u otro de sus vástagos. Abre la caverna para que salga un López Aliaga; con Lescano ensaya una careta centrista para robarle votos a la izquierda, le lava el rostro a la señora K, le insufla aire a Forsyth; tampoco desperdicia la oportunidad de usar a esos felipillos que ofician de candidatos y que, desde la izquierda, se han impuesto el triste papel no de ganar las elecciones, sino impedir el triunfo de Verónika Mendoza.

Incapaz de luchar con argumentos, pisotea la democracia, pervierte la libertad de expresión, echa mano a la guerra sucia, se arrastra en el lodo, cuenta con el servicio de plumíferos a sueldo, coloca detrás de cámaras y micrófonos a profesionales de la vileza, cuyas “unidades de investigación” se alimentan de los batidos preparados por los servicios de inteligencia.

El país se va polarizando entre cambio verdadero y continuismo neoliberal; entre democracia y autoritarismo; entre descomposición y regeneración moral; entre bienestar y exclusión para las mayorías; entre el pesimismo y la esperanza.

Estamos a pocas semanas del momento decisivo para abrir un nuevo rumbo al país. A contrapelo de lo que pretenden hacernos creer los grandes medios de comunicación y las encuestadoras truchas, Verónika avanza victoriosa. ¡Venceremos! Con esta convicción continuemos trabajando con firmeza y optimismo; desde todos los rincones de la patria sumémonos a la corriente del cambio verdadero.

¡Otro país es posible, juntos podemos lograrlo!

Por Manuel Guerra 

 

miércoles, 17 de febrero de 2021

LAS SUCIAS ARMAS DE LA DERECHA

Esperar de la derecha peruana un mea culpa por haber conducido al país al desastre, una exposición de ideas, una argumentación de sus propuestas de cómo sacar al país del atraso, de cómo superar la matriz primario exportadora de la economía, cómo acabar con la exclusión, terminar con la pobreza, practicar la tolerancia, garantizar democracia, salud, educación trabajo digno, bienestar para los peruanos y peruanas; esperar que, en fin, incorpore la ética en su práctica política, es lo mismo que esperar que por obra y gracia de un alquimista prodigioso el plomo se transforme en oro.

La derecha no argumenta, insulta; no hilvana ideas, terruquea; no apela a la razón, apela a la bilis, los bajos instintos y las bajas pasiones. El neoliberalismo ha degradado la política y embrutecido a sus representantes, ha desaparecido a los reaccionarios ilustrados para dar lugar a los reaccionarios brutos y achorados, ha infestado el Estado de bribones, los partidos de felones, los medios de comunicación de mermeleros y rastreros de dos al cuarto.

En la actual contienda electoral sus candidatos son como zombis que no se han aprendido más de cuatro palabras para oponerse a la izquierda: terrucos, chavistas, populistas, comunistas, términos que utilizan en automático en cualquier circunstancia. Ni siquiera cuentan con los recursos demagógicos de Alan García, ni con el histrionismo de Alberto Fujimori que cubría sus carencias con el baile del “chinito”. Nada de nada y los estrategas de campaña no la tienen fácil para levantar a esos pelmazos.

La derecha está asustada frente al avance de las fuerzas del cambio encabezadas por Verónika y Juntos por el Perú JP. Entonces recurre a lo que mejor, o lo único que sabe hacer: mentir y calumniar, mimetizarse y apropiarse demagógicamente de banderas ajenas, echar excremento con ventilador, echar a trabajar a su ejército de troles que insultan como presidiarios en las redes sociales, valerse de los medios de comunicación para demoler a los opositores y engreír a sus favoritos, usar a las encuestadoras para presentar tendencias engañosas. El disfraz de democracia con que suele cubrirse se descose por todas partes, exponiendo a la bestia que hay adentro.

Es peligroso tener a esta bestia asustada. Si no le funcionan sus sucias armas a las que están echando mano, soltarán a sus orcos, como ya lo hicieron con Merino. Las jornadas democráticas de noviembre pasado nos muestran la forma de contenerlos, derrotarlos, abrir el camino para refundar el Perú.

Por Manuel Guerra 


miércoles, 10 de febrero de 2021

EL DILEMA DE LA DERECHA ACOSTUMBRADA A GOBERNAR:"¿Cómo detenemos el avance de Verónica cuando ya no funcionan el terruqueo ni la farsa de las agendas ni el cuco de Venezuela?"


Empecemos por unas breves ideas de lo que viene siendo la campaña presidencial a un poco más de dos meses de las elecciones del próximo abril (2021) :

1) Las mejores propuestas de la campaña las ha hecho Verónika Mendoza (se conocen, se discuten, se refutan, están en agenda). Y las mejores campañas políticas hasta el momento las han hecho las dos únicas mujeres de la contienda: Verónika Mendoza y Keiko Fujimori.

2) La enorme diferencia es que Keiko, además de muchísimo dinero (maletas llenas de billetes), tiene el apoyo de casi todos los grandes medios periodísticos. Y Verónika Mendoza, por su parte, no tiene ni lo uno ni lo otro. De hecho, tiene a casi toda la prensa en contra.

3) ¿Significa esto que Mendoza y Fujimori son fijas para la segunda vuelta? Nada es fijo en el Perú. Pero esa probabilidad no puede descartarse. Mi punto de vista es no creer que Keiko llegue y, por el contrario, junto a otros analistas, de izquierda y de derecha, considero muy probable que Mendoza pase a la segunda vuelta electoral.

4) Las campañas de los otros candidatos han sido muy malas, pero la de Julio Guzmán ha sido pésima (#YoCorroConJulioGuzmán debe ser el lema más estúpido que se le haya podido ocurrir a cualquier asesor). No solo por Guzmán, que no ayuda mintiendo en Twitter y disfrazándose de transportista, sino porque ha sido demasiado negligente, como partido, negar al presidente Sagasti y decir que él es independiente. Eso es hacer de Judas con el fundador de su partido.

5) Con Urresti ya prácticamente fuera de carrera (lo cual es un alivio porque Podemos Perú es una organización gansteril) habría que ver cómo se reordena el tablero de las encuestas. Es probable que otros candidatos tiren la toalla antes y que ello favorezca a Keiko Fujimori.

6) Hernando de Soto debería dar un paso al costado, no solo porque mintió con lo de los títulos académicos que no tiene, sino, sobre todo, porque es un hombre de casi 80 años que ya no puede ocultar sus problemas de senilidad. Hace poco tuvieron que cortarle en vivo, porque hablaba disparates. Como si tuviera alguna enfermedad relacionada con la pérdida de memoria.

7) ¿Para quiénes irían los votos de De Soto? ¿Para la derecha autoritaria de Keiko Fujimori o para la derecha fascista de López Aliaga? No hay mucha diferencia entre ambas.

8) George Forsyth no va a ser presidente y eso lo sabe bien él mismo (lo cual podría ser un alivio personal y una decepción para su padre). No va a ser presidente porque es incapaz de hilvanar una sola idea sin decir una estupidez que genere memes. Es discreto en plan burro alegre. El gran problema es que está llevando en su lista tanto a progresistas como a evangelistas y a fujimoristas, al Congreso. Una verdadera y peligrosa ensalada.

9) ¿Y Lescano? El enigma es saber si realmente hay peruanos dispuestos a traer al partido del golpista Manuel Merino de nuevo a la presidencia (Merino duró 5 días, generó la más grande manifestación en su contra y mató a dos jóvenes a balazos). El otro dilema es qué hacer con un partido como Acción Popular compuesto por dos gemelos que se aborrecen. ¿Elegir a un presidente que podría tener a la mitad de su propia bancada en la oposición? ¿Darle poder a los Vitocho y a los Diez Canseco?

10) Quedan dos meses por delante y lo que se percibe, en la derecha que gobierna hace más de 30 años y que tiene capturado al Estado, es miedo. Miedo por perder. Miedo por no saber cómo controlar la situación, pese a que tienen a los periodistas, a los medios, a los trolls y dinero en maletines, que no saben cómo usar. La derecha tiene todo lo que se necesita, menos buenas ideas y una estrategia coherente.

De otro lado, hay miedo en la derecha por el crecimiento imparable de Verónika Mendoza. ¿De qué manera diagnosticamos ese miedo? Quien oficializó ese miedo, es Keiko Fujimori. En su spot llama a Mendoza, de «Izquierda radical» y se compromete a «enfrentarla directamente». Con eso y con su propuesta de «mano dura», que busca romper la falsa imagen de centro del partido naranja mientras se acerca al «Albertismo» prometiendo pedir la liberación del dictador Alberto Fujimori, Keiko establece un blanco fijo entre todos sus oponentes. El miedo de Keiko es, en realidad, el miedo de los empresarios que le dieron maletas llenas de dinero, en 2016, y que empezaron su campaña electoral apostando por Forsyth, y luego por De Soto: ambos candidatos no les sirven para llegar a la segunda vuelta.

Volver a apostar por Keiko —quien perdió dos veces en la puerta del horno y tiene el mayor antivoto popular— sigue siendo un riesgo porque si algo unifica al antifujimorismo entre la izquierda y el liberalismo progresista del Partido Morado y parte del partido de Forsyth y de Acción Popular, es el rechazo visceral a Keiko Fujimori.

¿Puede alguien de izquierda y alguien del antifujimorismo de centroderecha, votar por Keiko Fujimori en una segunda vuelta electoral? No lo creo. ¿Puede alguna derecha liberal, la derecha autoritaria y la extrema derecha, votar por Keiko en una segunda vuelta? La extrema derecha jamás va a votar por la izquierda. La derecha liberal, sí. De hecho, ahora mismo, Mendoza tiene, en su favor, votantes de la derecha democrática, e incluso entre las clases A y B.

Pasemos, ahora, al papel bastante lamentable de los medios de comunicación. No es nada incongruente que un medio masivo de comunicación tenga una línea editorial determinada. De hecho, eso permite que los espectadores, o lectores, sepan qué esperar cuando lo consumen. Todos sabemos quiénes sintonizan el canal de noticias FOX en Estados Unidos o el canal WILLAX en el Perú, por ejemplo. Lo incongruente es que haya periodistas y columnistas pasando por imparciales, que creen que los espectadores, o los lectores, son imbéciles. En el Perú, el terrible agravante es de que solo tenemos medios de derecha (abierta y encubierta), apoyando el continuismo del modelo económico neoliberal, haciendo el simulacro de que su enfoque de las campañas viene desde la ética periodística.

Los ataques a Verónika Mendoza, pese a estar en etapa preliminar (es decir, todavía no se organizan para inventarle casos de corrupción), han sido torpes por su evidencia. Y abruptos. El cambio de los conductores de Cuarto Poder, por ejemplo, para poner a un periodista proempresarial, como Mávila Huertas, fue evidente. La receta que ha buscado este periodismo, a través de Huertas, ha sido lanzar temas «controvertidos» que pudieran levantar miedo empresarial. Se pasa de Venezuela a Maduro (en todas las entrevistas), y de Maduro, a la maquinita y de la maquinita, al estatismo de Alan García de 1985, pese a que nada de lo que dice Mendoza, ni las propuestas de gobierno suyas, están relacionadas con el tema que lanza Mávila Huertas. A esta se suman los columnistas liberales como Ghibellini o Tafur y otros periodistas que se disfrazan de progres, como Augusto Álvarez Rodrich. Un mecanismo, en suma, que no les ha dado resultado, porque Mendoza se mantiene firme, y porque la gente ya no está interesada en que le cuenten historias falsas, sino en propuestas de la resolución de la crisis, de la pandemia, del empleo, pesadillas en la que estamos. De eso, precisamente, habla Mendoza, quien en pleno paro agrario propuso, además, una reforma agraria, y en la plena incertidumbre por las vacunas, escribió una carta al presidente argentino, pidiéndole ayuda para los peruanos, porque el presidente peruano Sagasti, parece haber enmudecido. Señalo, también, que, en pleno confinamiento, Mendoza propuso bonos universales mientras el gobierno no tiene ni cronograma para entregar siquiera los bonos familiares a lo que se ha propuesto hacerlo: cuatro millones de familias. Algo más: en plena crisis educativa propuso, Mendoza, que los niños de los pueblos alejados de la capital, que carecen de acceso a las clases por Internet, tendrán este servicio, un Derecho Humano, durante su gobierno.

Nada de valor han propuesto Keiko, Forsyth, Lescano, Guzmán o López Aliaga. Entendemos, entonces, por qué la campaña de Mendoza ha sabido capitalizar el vacío que han dejado los otros candidatos, mientras enmudecen u ofrecen mano dura o mienten, los otros, diciendo que sus abuelos fundaron el lujoso Los Olivos? Sumémosle a todo lo anterior de que Mendoza está viajando, recorriendo el Perú y que, visitando distintas ciudades, siempre abandonadas por el gobierno central, avanza. Keiko, por cierto, también viaja.

Finalmente, la prueba más fehaciente del miedo de la derecha que sigue gobernando, es haber anunciado el regreso de Jaime Bayly a la televisión, al día siguiente de la encuesta del Instituto de Estadísticas, que ubica segunda a Mendoza, y sube a Lescano. Invocar al periodista que hizo un vergonzoso programa, pagado por los empresarios mineros en la segunda vuelta de 2011 para atacar a uno de los dos candidatos que estaba en segunda vuelta es, ante todo, delirante.

Bayly, por ese plan, terminó pidiendo disculpas desde Miami, y en adelante, se radicalizó hasta el punto de que anunció, públicamente, en 2016, que él votaría por Keiko Fujimori. Un periodista quemado, como él, que aparece por Willax como el gran regreso periodístico a la televisión peruana, es sinónimo de desesperación y de reiterativa estupidez derechista.

Termino señalando algo que me causó impresión en la entrevista que le hizo Jaime Chincha, a Verónika Mendoza. Le pidió que explicase cómo iba a financiar sus propuestas, no sin antes calificarlas de buenas. Lo que queda por ver ahora es qué va a hacer el progresismo liberal, que tenía puestas todas sus cartas en Salvador del Solar y se le hizo un hueco en el pecho cuando Martín Vizcarra anunció su candidatura al congreso, junto al exfujimorista/aprista, Daniel Salaverry. Cuando le preguntaron a Mendoza en el ping pong final, qué palabra asociaba a los nombres Marisa Glave e Indira Huilca, ella afirmó de que eran «necesarias para la transformación». Ni Glave ni Huilca, hasta ahora, han replicado nada. Aun así, gesto de Mendoza es muy importante. Pone de lado cualquier malentendido o rencilla, o lo que sea, para trabajar Juntos por el Perú, sin olvidar que el cambio que, el Perú necesita, no pasa por el maquillaje de la «Hoja de ruta» que propone el corrupto ex presidente Ollanta Humala.

La idea de un bicentenario de la Independencia de España con la primera presidenta mujer de la historia del Perú, que busca un gran cambio, en el Perú, genera esperanzas incluso hasta en aquellos que recelan de su posibilidad de ser electa. Lo que necesitamos, ahora mismo, los peruanos, en medio de la tristeza general que nos embarga por lo pandemia y otras pesadillas, es poder creer que hay un futuro diferente, y constructivo, para todos los perunos. Por eso, precisamente, creo que hay una parte de gente de la derecha que también votará por Verónika Mendoza. No será porque ideológicamente se sientan cercanos a ella, sino porque se dan cuenta de que lo que tenemos, ahora, es, al margen de ella y de su partido, inviable.
                                                                                                                                                              Dr. Alvaro Córdova G.

viernes, 29 de enero de 2021

NO DEJEMOS QUE SE EXTINGA LA LLAMA DE LA ESPERANZA Y EL OPTIMISMO EN UN FUTURO MEJOR

La segunda ola de la pandemia, mucho más contagiosa y letal que la primera, nos encuentra a los peruanos totalmente desguarnecidos, en medio de una crisis política de grandes proporciones, con la economía por los suelos, con un gobierno provisional sin capacidad ni iniciativa, con las presiones de los empresarios para quienes la ganancia está sobre la vida, con la angustia de la gente colocada en la disyuntiva de exponerse al contagio o morir de hambre.

El presidente Sagasti resultó ser otro demagogo. Prometió combatir con fuerza y eficiencia el problema de la pandemia, pero no tomó a tiempo las medidas necesarias para enfrentar a la segunda ola, no reforzó el sistema de salud, ni incrementó las camas UCI, ni aseguró la producción de oxígeno, ni garantizó la adquisición a tiempo de las vacunas. Tampoco ha sancionado a los responsables de las muertes de Inti Sotelo y Bryan Pintado, ni a los responsables de las muertes de los trabajadores agroindustriales que reclamaban salarios dignos.

Las últimas medidas anunciadas por el gobierno, entre ellas la cuarentena en varias regiones, son necesarias, pero se debe contrarrestar el impacto sobre los sectores populares mediante un bono efectivo, que no se diluya en la maraña burocrática. Junto a ello se debe reforzar el sistema sanitario, incrementar el personal de salud y mejorar sus salarios, garantizar la producción de oxígeno y el aumento de las camas UCI.

No se puede mantener la incertidumbre sobre la adquisición de las vacunas; el gobierno debe realizar los mayores esfuerzos para garantizar cuanto antes la vacunación masiva, empezando por los sectores más vulnerables de la población. Todos debemos defender la categoría de bien público de la vacuna, a cargo del Estado, cerrarle el paso al sector privado sin escrúpulos que pretende hacer otro gran negocio con este producto farmacéutico.

No debemos olvidar que la quiebra del sistema de salud y el abandono de la población es consecuencia del modelo que inauguró el fujimorismo, refrendado por su espuria Constitución y que continuaron los sucesivos gobiernos. Igual pasa con la Educación, con el empleo, la gigantesca corrupción, el incremento de la violencia y la criminalidad. La mano dura que anuncia, en caso de ser elegida, la señora K, no es otra cosa que el puño de hierro para los sectores populares, guantes de seda con los grandes empresarios, con los corruptos, los genocidas que esperan el indulto.

La derecha no descansa. Está empeñada en un descarado lavado de imagen a la señora K, en una intensa campaña mediática a favor de las inversiones privadas, de la permanencia de Julio Velarde en la presidencia del BCR, de la defensa de la constitución fujimorista, todo ello acompañada de una feroz ofensiva en contra de la izquierda y la candidatura de Verónika Mendoza. Ahora, encabezados por fachos, golpistas y reaccionarios de diverso pelaje, emulando a los seguidores de Trump y Bolsonaro, salen a las calles para oponerse a la cuarentena.

En medio de este caos, de las privaciones, el dolor y la desesperación de la gente, hay que reforzar la organización popular, las redes de solidaridad, las ollas comunes, las diversas respuestas que los de abajo ponen en marcha como mecanismo de sobrevivencia cuando el Estado es incapaz de garantizar atención y seguridad a la población.

No debemos dejar que se extinga la llama de la esperanza, la seguridad y optimismo en un futuro mejor, que solo puede provenir de nuestro esfuerzo colectivo, de la convicción y la lucha que hay que emprender para que se produzcan los cambios. Las elecciones próximas, aun en la eventualidad que se posterguen, se constituyen en el principal campo de batalla entre el cambio democrático y patriótico y el continuismo neoliberal. Tenemos la oportunidad de abrir un nuevo rumbo al país, vayamos con Verónica Mendoza y JP a refundar el Perú.

Por Manuel Guerra

 


lunes, 25 de enero de 2021

Entrevista a la candidata presidencial de Juntos por el Perú: explica por qué propone una nueva Constitución y los elementos que deberían integrarla.

 La candidata de Juntos Por el Perú , Verónika Mendoza, explica cuáles son -a su criterio- los elementos que debería incluir la nueva Constitución, una de sus principales banderas electorales. Además, señala que de ganar las elecciones preferiría cambios al frente del BCR.

Quiero empezar hablando sobre sus motivaciones. Es su segunda candidatura consecutiva. ¿Por qué se considera mejor opción que los demás candidatos? Le propongo un ejercicio de prospectiva. Imaginemos que usted gana las elecciones presidenciales. ¿Qué Perú espera dejar el 2026?

Claramente, Juntos Por el Perú es el proyecto político que de manera más firme y contundente está impulsando un compromiso para plantear los cambios de fondo que el país necesita, para emprender reformas estructurales que queremos dejar encaminadas o resueltas al término de nuestro gobierno. También somos conscientes de que si el pueblo peruano nos da su confianza, vamos a estar aún en medio de una grave crisis sanitaria y económica y vamos a tener que priorizar las medidas urgentes para frenar el avance de la pandemia, garantizar un proceso de vacunación universal y encaminar la reactivación económica y generación de empleo.

¿Y usted siente que es la única que podría acometer esas tareas?

Creo que somos los que más claramente nos hemos pronunciado a favor de cambios estructurales, los que más claramente hemos planteado nuestra posición de que el Perú necesita hoy un nuevo pacto social, que redefina las reglas de juego y los valores que guíe al país.

Ustedes no son los únicos que promueven una nueva Constitución.

Es cierto que otras fuerzas políticas, más recientemente, han ido adhiriendo esta propuesta, lo cual saludados, pero somos los que más claramente estamos más comprometidos con este cambio estructural.

¿Qué no se puede hacer en el país bajo la Constitución de 1993? ¿Por qué es indispensable una nueva en un país lleno de constituciones?

La grave crisis política que hemos atravesado en los últimos años con todos nuestros expresidentes procesados por corrupción, con cuatros presidentes que se han sucedido en un solo periodo, con una representación lejana de la gente y con la precariedad de un Estado incapaz de garantizar los mínimos de salud, educación y protección social, ha puesto en evidencia que esto no se va resolver solo con un cambio de personas si no que necesitamos cambiar las reglas de juego.

¿Qué debería incluir esa nueva Constitución, según usted?

Eso pasa por diseñar un nuevo pacto constituyente a partir de un gran dialogo nacional en el que, por ejemplo, se restituya la capacidad del Estado de planificar el desarrollo nacional, de fiscalizar y regular las actividades económicas, que reivindique la salud, la educación, las pensiones como derechos porque la actual Constitución las concibe como mercancías o negocios que el sector privado debe proveer. También se necesita que el Estado impida abusos a partir de concentraciones oligopólicas o monopólicas, como las que vemos en la banca o en las AFP.

Acá cuatro grandes bancos concentran todo el mercado financiero y se permiten cobrar las comisiones y las tasas de interés que les da la gana. Pero también hay nuevos temas y derechos que se deberían incluir en la nueva Constitución, entre ellos la centralidad del cambio climático y la protección del medio ambiente, o el acceso a Internet.

Un sondeo del IEP de diciembre, de hace un mes, preguntó qué temas se deberían incorporar en una nueva Constitución o cambiar en la vigente. Las respuestas son interesantes. El 74% pedía penas mayores para delincuentes y corruptos; el 25% fortalecer los valores familiares tradicionales y la tradición católica; el 23% promover la inversión privada. Asumo que usted quisiera una nueva Constitución que rescate banderas que, entiendo, usted defiende.

¿No hay una desconexión entre lo que usted esperaría de una nueva Carta Magna y lo que la gente realmente desea? A la luz de esas respuestas, quizás lo que tenemos ahora sea incluso menos conservador que lo que podría salir. ¿Qué piensa?

Primero, creo que es comprensible la indignación de la gente que se traduce en una demanda de sanciones más fuertes para corruptos y abusivos. Por eso planteamos la necesidad de un proceso constituyente, de un gran diálogo nacional en el que la gente pueda identificar la raíz de los problemas y no solo sus síntomas. Yo vengo recorriendo el país, Enrique, y los temas que la gente plantea tienen que ver con cosas concretas, como salud, educación, pensiones, Internet.

Hay una necesidad refundacional. No en vano vamos a conmemorar el bicentenario de una independencia que quedó trunca, incompleta, con una República que dejó en la exclusión a las mayorías que no se sienten representadas por la clase política ni protegidas por este Estado decadente y reducido a su mínima expresión.

¿No le preocupa que la nueva Constitución que pueda emerger sea incluso más conservadora que la actual?

No, porque en la medida que haya un debate con la ciudadanía, iremos desentrañando la raíz de cada uno de los problemas para identificar los cambios estructurales que se necesitan. En todo caso, lo que corresponde es abrir el debate. Me parece antidemocrático que se quiera censurar el debate en torno a la necesidad de un nuevo pacto social. Abrámoslo, para evitar que otras expresiones autoritarias puedan canalizar esta frustración, esta indignación de la gente.

Se ha dicho también que si se le encarga la redacción de la nueva Constitución a estos congresistas sería un desastre. De acuerdo. Por eso se ha planteado que se abra un proceso constituyente con la elección de una Asamblea Constituyente.

Yo no he sugerido que sea este Congreso…

Otros lo han hecho para desacreditar el debate.

Lo que yo ponía sobre la mesa era el ánimo nacional. Creo que esas respuestas tienen que verse con atención. Esa era mi reflexión. Le cambio el tema…

Enrique, si me permite, eso no quita que no seamos conscientes del avance de ciertos discursos conservadores, autoritarios, anticientíficos que ganan terreno en la sociedad. Precisamente, es responsabilidad de las fuerzas políticas hacer pedagogía, discutir, conectar con los temores y preocupaciones genuinas de la gente. Si cerramos la posibilidad de ese diálogo, lo que podemos más bien es provocar es que estalle por otro lado, y no de la mejor manera.

Usted ha dicho que su candidatura es “pro inversión”, que desea recuperar los más de 3 millones de empleos perdidos y aumentar la inversión pública en dos puntos de PBI anuales con intervención del sector privado.

Ha propuesto recurrir a parte de los ahorros fiscales que tenemos en bancos nacionales -72 mil millones de soles, según lo expresado por usted- para la reactivación. No soy economista, aunque he leído a algunos señalar que no tiene sentido echar mano de ese dinero cuando endeudarse es mucho más barato. ¿Qué responde?

Que todos esos ahorros fiscales que nos han costado a todos los peruanos acumular son para encarar este tipo de emergencias. ¡Por Dios! Parece que algunos se olvidan que estamos atravesando una pandemia global, que hemos perdido a más 80 mil peruanos y peruanas en un año, mucho más que todo lo que perdimos en el conflicto armado interno que duró largos años. Y si no hacemos nada, esta cifra se podría duplicar.

Si tenemos ahorros es para precisamente para usarlos en este tipo de circunstancias y salvar la vida de la gente, para reforzar la estrategia sanitaria de contención del virus, reforzar el primer nivel de atención, construir centros de oxigenación temporal, porque el oxígeno es lo que puede salvar a la gente y no la ivermectina ni el dióxido de cloro que promueven otros candidatos, e implementar la telemedicina. Y en paralelo, para entregar un tercer y cuarto bono a las familias más vulnerables. Este es el momento de hacerlo.

Lo contrario es seguir haciendo lo que hace el actual gobierno, es decir: nada, nada. A pesar de que las cifras cotidianas dicen que la situación empeora, en la conferencia de prensa reciente (del miércoles) el gobierno no ha hecho ningún nuevo anuncio.

¿Y el endeudamiento no sería una mejor opción que gastar los ahorros?

Puede ser también una alternativa que vamos a evaluar. Pero la prioridad es salvar vidas, en un contexto en el que la vacuna aún va a demorar. Es cierto que hay un lote para enero pero que apenas alcanzará para 500 mil personas.

Dijo que revisaría las exoneraciones tributarias. Se refiere a campos como las universidades y la agroexportación, entre otros, me queda claro. ¿Mantendría alguna?

Si me permite, por un lado está la urgencia de reactivar la economía de manera inmediata y un tercer y cuarto bono contribuye a eso, junto a la inversión pública y el programa de crédito barato. Y en paralelo, en efecto, vamos a tener que recuperar los niveles de recaudación tributaria antes de la pandemia y superarlo. Eso significa revisar las exoneraciones tributarias a las mineras, a los casinos, a las universidades privadas. Y en paralelo se tendrá que diseñar una estrategia para combatir la evasión y elusión tributaria y generar un impuesto a las grandes fortunas, a los multimillonarios.

Dos cosas sobre lo que acaba de mencionar. Primero, no tiene claro todavía si mantendría alguna exoneración, ¿correcto?

Seguramente habrá algunas que se tendrá que conservar, sobre todo para los sectores o las empresas que recién inician sus actividades económicas y su inserción en el mercado, como pasó con la agroexportación. Nosotros no nos oponemos per se a los beneficios y exoneraciones tributarias siempre y cuando sean pertinentes y por un lapso determinado. Lo evaluaremos. Dicho sea de paso, el actual gobierno llamado de transición ya debería de haber empezado (a evaluar las exoneraciones).

Segundo, sobre el impuesto a las grandes fortunas: ¿sería temporal o permanente y a partir de qué monto se aplicaría?

Sí, tenemos un debate sobre eso. Consideramos que podría ser eventualmente a partir de los 10 millones o incluso los 100 millones. Estamos hablando de, efectivamente, grandes fortunas. En ningún momento hemos planteado tocar los ingresos de la clase media que, sabemos, está golpeada económicamente. Ese es otro de los fantasmas que tratan de avivar quienes no quieren que nada cambie. Lo pensamos en algún momento como algo temporal, único incluso, pero creemos que en la medida que esté adecuadamente diseñado se podría mantener en el tiempo. Estamos todavía ajustando, pero consideramos necesario que se implemente de todas maneras.

Temporal, por el momento. Ahora, entre 10 y 100 millones hay mucha diferencia, ¿no?

Claro, lo que pasa es que está pendiente revisar también cuál sería el universo de contribuyentes al que impactaríamos con esta medida.

¿10 millones solo en cuentas? ¿Con propiedades? Porque alguien puede heredar una casa y va sumando. ¿Cómo manejarían eso?

Justamente es lo que estamos diseñando, pero, insisto, no es un impuesto a la clase media ni a los ingresos, si no a las fortunas acumuladas que, además, valgan verdades, en el Perú provienen principalmente de herencias, no necesariamente del fruto de trabajo sostenido o del sudor de la frente de algunos, como se ha querido plantear.

Explíqueme lo de la maquinita. “Es una posibilidad que se evaluará en su momento”, dijo en la entrevista con Mávila Huertas. No zanjó el asunto, para ser honesto. Luego, en su cuenta de Twitter, dijo que sería un sinsentido. ¿Con cuál versión nos quedamos?

Con la única versión sostenida desde la campaña de 2016, con la que está en nuestro plan de gobierno. Insisto, sería un sinsentido y en ningún momento lo hemos planteado. No queremos ni maquinita, ni hiperinflación. Queremos una economía ordenada, planificada, con un Estado con capacidad reguladora y fiscalizadora.

Ya sé que dijo que respetará la autonomía del Banco Central de Reserva (BCR). No voy a insistir en ese tema…

Así es.

Sí tengo esta curiosidad, ¿designaría de nuevo a Julio Velarde al frente del BCR? Es potestad constitucional del presidente. Luego el Congreso debe ratificar la decisión. ¿O preferiría un cambio al frente de esta institución?

Creo que es tiempo en el Perú -en términos generales- de cambios, pero no solo en las personas si no, sobre todo, en las políticas, en las reglas de juego que guían nuestro país. Eso sí, reiterando siempre que en el caso del BCR respetaremos la autonomía que le corresponde. Pero sí, creo que necesitamos renovar la representación política y la participación en los distintos espacios de decisión, dándole voz a sectores que largamente han sido excluidos. Con eso no hablo específicamente del BCR, si no en general de la gestión estatal.

Mi consulta es específica sobre el BCR. ¿Ratificaría a Julio Velarde o preferiría a alguien diferente? ¿O no lo tiene claro todavía?

No, lo acabo de decir. Creo que lo que corresponde es un cambio. Además, recordemos que en el BCR no solamente está el señor Julio Velarde, con quien, dicho sea de paso, hemos coincidido en algunas propuestas, como Reactiva Perú. Conceptualmente me pareció un buen programa, necesario en su momento…

¿Pero?

Lamentablemente en su implementación tuvo serias deficiencias, porque no puso los filtros adecuados y permitió que grandes empresas con dinero en paraísos fiscales, o procesadas por corrupción, o que despidieron a sus trabajadores se beneficiaran de esta garantía estatal. Recordemos también que en el BCR hay otros personajes que no tienen méritos técnicos ni éticos y que claramente tienen que ser removidos.

Intuyo que habla de Rafael Rey.

Exactamente.

Vayamos a la salud. ¿Cree que hay falta de liderazgo de parte del presidente Sagasti en la lucha contra la pandemia?

Para todos los ciudadanos está claro que la situación sanitaria es cada vez más crítica, con un sistema al borde del colapso, y sin embargo el gobierno actúa como si no estuviera pasando nada, como si la situación tendiera a mejorar cuando lamentablemente tiende a empeorar. Todo esto con una nueva variante del virus que es mucho más contagiosa que el Estado ni siquiera está monitoreando. ¿Cómo es posible? Es desconcertante que en la última conferencia no se haya hecho ningún nuevo anuncio. Hay una mala evaluación de la gravedad de la situación.

Sé que no es fácil implementar una eventual restricción adicional de la movilidad de la gente, una eventual disminución de los aforos, pero está claro que a estas alturas es necesario. Eso sí, es fundamental el apoyo económico a las familias más vulnerables. Nada de esto ha sido dicho por parte del gobierno y es sumamente preocupante e irresponsable. Le pido al presidente de la República que reconsidere las medidas implementadas.

¿Qué propone para mejorar el sistema de salud?

Una primera cosa fundamental abandonada es el primer nivel de atención que reforzado puede ayudar a prevenir cantidad de enfermedades. Eso pasa por diseñar una estrategia sanitaria comunitaria, vital para la Covid, pero en general para el país. Hay que articular el sistema de salud a través de postas, centros de salud con las organizaciones de base, las ollas comunes.

¿Unificaría el sistema?

Necesitamos una reforma integral del sistema de salud, con un proceso de descentralización y, a la vez, una rectoría clara que pueda ordenar lo que hoy está disperso, una de las grandes trabas para articular una estrategia contra la pandemia.

En la última encuesta de Ipsos aparece con 7% de intención de voto. Estaba revisando las cifras desagregadas por sector socioeconómico y me llamó la atención lo siguiente: en el A, es decir el más pudiente del país, usted figura con el 10% de intención de voto.

En términos porcentuales, es donde mejor le va. En los segmentos D y E figura con 6 y 7, respectivamente. ¿Por qué cree que es así? ¿No debería ser al revés para una candidatura que se proclama de izquierda y defensora de los más pobres, necesitados?

Mire, Enrique, si fuera real igual yo me alegraría. Nuestra propuesta es para todos los peruanos y peruanas, es cierto que con particular énfasis en los más vulnerables. Pero la verdad es que me desconciertan absolutamente las últimas encuestas. A mí también me llamó muchísimo la atención lo que usted comenta, sobre todo porque en las encuestas previas, de la misma encuestadora, ocurría lo contrario: teníamos en el sector A cero por ciento de aceptación, y no me alegra decirlo.

A lo que voy es que hay, a mi juicio, una inconsistencia que no me explico técnicamente. Soy muy honesta, me desconcierta la diferencia que hay entre una encuesta y otra. No creo que de un mes a otro hayamos saltado de cero a 10 en el sector A.

Me parece curioso que casi estuviese lamentando haber subido esos 10 puntos en el sector A.

No, le acabo de decir lo contrario. Lo que queremos es llegar a todos los sectores del país. Queremos desmontar todos esos fantasmas de que odiamos a los sectores pudientes y somos enemigos de la inversión. Nada más lejos de la realidad. Nuestro proyecto plantea escuchar a todos. Encantada de tener 10 puntos en el sector A, si fuera el caso. Solo señalo una inconsistencia concreta.

Según esa misma encuesta, Keiko Fujimori le gana en los sectores, D y E. En el E, por una buena diferencia. ¿Hay alguna lección por sacar ahí?

Por supuesto, que tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para que nuestro mensaje llegue a estos sectores, para incorporar sus agenda. Y por eso hemos puesto mucho énfasis a nuestra propuesta de segunda reforma agraria. El sector agrario es estratégico para el desarrollo nacional, porque es uno de los que más empleo genera. Estamos comprometidos con modernizar este sector con una segunda reforma agraria, que implica la institucionalización de un gabinete de desarrollo rural y agrario dirigido por la propia figura presidencial.

¿Quizás ha habido un distanciamiento de la izquierda con los sectores más necesitados?

Mire, en los últimos años hemos hecho un esfuerzo sostenido por tener presencia en el territorio, por dialogar con distintos sectores sociales y organizaciones. Seguramente aún no la suficiente fuerza y despliegue, pero estamos en ese trabajo. Somos conscientes del desafío, estamos haciendo esfuerzos, quizás aún nos falta caminar un poco más pero estamos en esa perspectiva.

¿La pregunta sobre Venezuela es la que más le han hecho en su carrera política?

Probablemente, probablemente.

Con la de las agendas, quizás. Pelean.

También, ¿no? Hay una serie de fantasmas y estigmas que toca desmontar y frente a los cuales seguiremos respondiendo siempre con la misma convicción. Nuestro proyecto es cien por ciento peruano que no pretende copiar ningún modelo, menos uno que está claramente atravesando hoy una situación de dictadura, una situación social y sanitaria catastrófica.

Yo no iba a preguntarle sobre si zanja o no con Maduro, por favor. Ya se lo deben de haber preguntado 200 veces.

¡Como siempre me lo preguntan!

No, no es mi intención. Sí quería plantearle lo siguiente: ¿no se hubiera evitado tanta insistencia sobre ese asunto si lo hubiese cerrado desde un inicio? ¿Quizás faltó algo de reflejos en su momento?

Nuestra posición siempre fue clara y tajante sobre este tema. Una cosa es que, claro, se remitan a declaraciones mías del 2013 o 2014 cuando la situación era ciertamente ya preocupante pero cuando ni siquiera la oposición venezolana calificaba al gobierno de turno como una dictadura. A medida que la situación fue cambiando y agravándose y claramente entramos a un régimen dictatorial, no tuvimos ningún reparo en señalarlo así y desmarcarnos.

En una entrevista también con La República, de hace un año, usted recordaba algo que le dijo su padre: “Vero, harás lo que quieras pero no me digas que quieres hacer política, porque la política es muy ingrata y está llena de traiciones”. ¿Tenía razón su padre? ¿La política es ingrata y llena de traiciones?

Hay traiciones, hay momentos de decepción, hay momentos de frustración también. Pero hay momentos muy emotivos y gratificantes como cuando, a pesar de la grave crisis que estamos atravesando, vemos gente joven valiente y comprometidamente involucrándose con los cambios que necesita su país. Me refiero por ejemplo a las movilizaciones de los jóvenes de noviembre, que eran políticas, cuando vimos a una juventud que no estuvo dispuesta a quedarse de brazos cruzados mientras algunos pretendían usurpar el poder, reprimiendo y criminalizando. Siempre es difícil y arduo hacer política, sobre todo en una sociedad marcada muchas veces por el individualismo. Cuesta construir institucionalidad, un partido político pero es absolutamente necesario para el país. No podemos dejarle la cancha libre a los mismos de siempre, a los corruptos y mafiosos que han tenido secuestrado a nuestro Estado.

Sobre las protestas de noviembre, ¿qué piensa de cómo se están llevando las investigaciones sobre las muertes de los dos jóvenes? ¿Y sobre las ocurridas durante el paro agrario?

Lamentablemente, se está configurando a estas alturas la impunidad de los responsables directos y de los responsables políticos por la represión y las muertes de las movilizaciones de noviembre. Esto no es algo nuevo. En Espinar, durante la protesta social de 2012, hubo tres campesinos muertos. Son muertes que se produjeron hace ocho años y que hasta el día de hoy están en la impunidad total, igual que los cinco fallecidos por el conflicto de Conga, en Cajamarca.

E igual que los tres indígenas fallecidos en la pandemia, en Loreto, que protestaban exigiendo atención sanitaria del Estado. Todos están en la impunidad. Por eso, tenemos que seguir vigilantes y así lo haremos. Y si somos gobierno, exigiremos investigaciones exhaustivas, que lleguen hasta el final.

¿Propondría una reforma policial también?

Para evitar que se sigan cometiendo abusos, represión y criminalización excesivas. Y también para combatir la corrupción enquistada. Además, hay que garantizar una adecuada remuneración a los policías y evitar que se den convenios entre empresas privadas, extractivas en particular, y la Policía. Esta debe ser garante de la democracia y de los derechos para todos.

Han aparecido cuestionamientos sobre algunos candidatos al Congreso de Juntos Por el Perú. Usted es quien lidera este proyecto político. ¿Puede garantizar la idoneidad de quienes postulan al Legislativo?

Juntos Por el Perú es una coalición de distintas organizaciones y cada cual tuvo su propio proceso de primarias y de designación que hemos respetado. Eso sí, exigimos que todos se ciñan a una propuesta programática con líneas muy claras de defensa de la democracia, de la paz, de la justicia social, del enfoque de género. Cualquiera que en algún momento se aparte de estos compromisos dejará de tener lugar en este proyecto.

¿Llevará la bandera del matrimonio homosexual?

Lo propusimos en el 2016 y nos ratificamos en construir un país igualitario que reconozca el amor y la posibilidad de constituir una familia del mismo sexo. Claro que sí.

¿Y la eutanasia?

Es algo que creo hay que evaluar muy rigurosamente. Sé que hay un caso particular en torno al cual no puedo más que expresar mi apoyo a la persona que valientemente pide su derecho a morir en dignidad. Sin embargo, para una regulación más amplia, general, se necesita un debate ciudadano y revisar la experiencia de otros países. Particularmente no tengo una posición definida, en términos generales.

¿Qué piensa de lo que dijo Keiko Fujimori, en el sentido de que si es electa presidenta indultaría a su padre?

Siempre hemos rechazo el indulto, en el Parlamento y en las calles. No se puede indultar a un asesino, ladrón, a un violador de derechos humanos. Pero lo que me parece más indignante y vergonzoso es que en este contexto de pandemia, donde la gente se está muriendo por falta de camas, de oxígeno, haya gente que quiera poner al indulto en el centro del debate.

                                                                                                                                 Por Enrique Patruau