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domingo, 25 de marzo de 2012

OLLANTA: ¿METAMORFOSIS O CAPTURA?

El 28 de marzo Ollanta cumple ocho meses en el gobierno. Un rápido balance político muestra más sombras que luces, más frustraciones que esperanzas. Ollanta llegó al gobierno sobre los hombros de las masas descontentas y esperanzadas en el cambio y de las clases medias liberales y democráticas que huían de la perversión fujimorista. Ocho meses después se percibe que las expectativas populares se van apagando, que los miedos de las clases altas han desaparecido gracias a la continuidad de sus privilegios, que las clases medias se han cobijado resignadamente bajo el paraguas del gran capital y que, para colmo de males, el actual primer ministro es un exmilitar autoritario y profujimorista. ¿Qué ocurrió? ¿Cómo se produjo lo que pasó? ¿Y por qué sucedió?

Lo que ha pasado es algo que sucede de una manera más o menos frecuente en Perú y en AL: los que pierden las elecciones gobiernan y los que ganan o ayudan a ganarlas son expulsados del gobierno. Como lo sugirió el genial Carlín, Ollanta bien podría pedir en el Consejo de Ministros que levanten la mano quienes votaron por Keiko Fujimori y tendría una mayoría de manos levantadas. En la práctica se ha producido (y se está produciendo) un cambio de mando en el gobierno sin afectar las formalidades democráticas. La derecha ha dado una especie de golpe de Estado con guante de seda, ganando en la mesa mullida del gobierno lo que perdió en la cancha dura de las urnas. El país asiste a una comedia política cuyo título bien podría ser “El arte de gobernar habiendo perdido las elecciones”.

En este caso la pregunta que hay que hacer es la siguiente: ¿metamorfosis o captura del presidente? ¿Ollanta, al estilo de Gregorio Samsa de Kafka, se acostó como un líder político (de abajo y de izquierda) y se despertó como un insecto (derechista) o ha sido más bien capturado por la derecha? Mi hipótesis es que la derecha capturó a Ollanta en Cajamarca, lo mantiene preso en Palacio, lo ha enmudecido con sus críticas despiadadas y, sin embargo, le exige sádicamente que hable. Eso no obstante, Ollanta mantiene su identidad política, ajada y maltrecha, pero la mantiene. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? El cambio de un gobierno de centroizquierda por otro de centroderecha en crisis fue un proceso que comprende cuatro momentos.
El primero (junio y julio del 2011) fue de resistencia. Ollanta quiso organizar un gobierno legítimo sobre la base de los resultados electorales de la segunda vuelta con un equipo propio académicamente bien formado y con experiencia de gestión, pero las presiones, las amenazas, los chantajes, los halagos y los susurros de la derecha y de sus operadores pudieron más que su voluntad de resistir e hizo subir a la nave del gobierno a los representantes del gran capital (Castilla y Velarde). Desde ese momento, Ollanta dejó de ser para la derecha el chavista repudiado para convertirse en un estadista respetado.

El segundo momento es el del gobierno de la concertación (agosto-4/12/11) integrado por los amigos del presidente, por los amigos de Castilla y los ministros de Ciudadanos por el Cambio con Salomón Lerner Ghitis a la cabeza como Primer Ministro. Este es el momento de los cambios más importantes: el gravamen minero, la consulta previa, la organización del MIDIS.

El tercer momento se inicia con la orden presidencial de Gonga va, con el desplazamiento de la izquierda y del toledismo para girar a la centroderecha (11 de diciembre). Castilla incrementa su poder controlando más ministerios; lo mismo sucede con Valdés que controla el Premierato, Defensa e Interior. El gabinete Valdés es el acompañamiento autoritario del neoliberalismo en apuros frente a los movimientos sociales contestatarios. Este el momento en el que se produce la captura de Ollanta por la derecha. El cuarto momento es el de la fragmentación del gobierno en circuitos de poder (febrero 2012) y de la ofensiva despiadada de la derecha por apoderarse de todo el gobierno y del Estado.

¿Por qué se produjo todo este cambalache político? Hay varios factores explicativos, pero pienso que el más importante es la correlación social y política de fuerzas totalmente favorable a la derecha que controla casi todos los espacios de poder a través de los medios, la CONFIEP y los poderosos grupos económicos. ¿Es posible cambiar esta relación de fuerzas? Mi hipótesis es que se puede siempre y cuando se articule un frente amplio de movimientos contestatarios, de frentes y gobiernos regionales y de izquierda unificada. ¿Hasta dónde van a llegar la desenfrenada audacia y los apetitos desmedidos de la derecha? Pienso que ella prefiere transformar la captura en metamorfosis de Ollanta.
Por Sinesio Lopez

sábado, 24 de marzo de 2012

A PROPÓSITO DE “BECA 18” DEL GOBIERNO DEL PRESIDENTE OLLANTA HUMALA

En la educación moderna las becas forman parte de las condiciones excepcionales de estudio para aquellos alumnos que tienen aptitudes para la investigación científica y tecnológica, dentro o fuera del país, con el fin de contribuir al desarrollo del conocimiento básico y aplicado. Desde esta perspectiva, no es un instrumento al servicio de un grupo con el criterio de la selección de becarios por razones de pobreza, supuesto el hecho de que para toda la población de un país deben existir las mismas condiciones para el ejercicio del derecho a la educación gratuita. Para profesionalizarse y ejercer la profesión elegida, basta estudiar en el sistema educativo regular, para lo cual el Estado debe dotar de todas las condiciones necesarias y suficientes, lo que obliga a establecer un sistema educativo democrático e integral, basado, fundamentalmente, en el principio de la justicia.

Cuando el Presidente Ollanta Humala ofreció, durante su campaña electoral la “revolución educativa” para el Perú, consideró que “Beca 18”funcionaría dentro de un nuevo sistema educativo, diferente al que nos han dejado los gobiernos de Fujimori, Toledo y Alan García Pérez, que echa agua por todas partes porque ha fracasado no solamente por su insolvencia científica y académica, sino por su pobreza moral, como lo demuestran, entre otros, los casos de los negocios privados con los “textos escolares”, la tramposa y discriminadora construcción de los llamados “colegios emblemáticos”, la presencia de negociantes de la educación en el Ministerio de Educación, los concursos estandarizados e irregulares para plazas docentes, la proliferación de universidades privadas y públicas con criterios de lucro y de clientelismo político, respectivamente. Pretender remendar este sistema fracasado con “Beca 18” o con “Cuna Más”, es seguir con la misma engañifa de siempre: medidas demagógicas para que todo siga igual.

La demagogia y el empirismo del Viceministro Bolaños
Al anunciar que en el año 2012 habrá 200 becas para los universitarios de los distritos más pobres de Lima, Fernando Bolaños, Viceministro de Gestión Institucional del Ministerio de Educación, pretende entregar la idea de hacer justicia en materia de educación y que, gradualmente, toda la juventud peruana logrará proseguir sus estudios superiores, ilusión que solamente pueden hacerse aquellos que tienen del derecho a la educación una concepción asistencialista, mas no integral ni universal (Véase entrevista en La República, domingo 26/02/2012, Lima, p. 32).

En lugar de apuntalar el rol directriz de las universidades públicas que existen en todo el país, potenciarlas económica y académicamente, han decidido distribuir el presupuesto para las becas también entre las universidades privadas, supuestamente elegidas por su “calidad”. Es decir, se pone el presupuesto de educación “Beca 18” al servicio del lucro de la educación privada. Y no puede ser de otra manera por cuanto la plana mayor del Ministerio de Educación sigue siendo la representación neta de la empresa privada en educación, además de ser expresión fehaciente de la pedagogía confesional predominante en el Perú colonial y poscolonial, hecho que se manifiesta, en estos tiempos, en la pugna por la propiedad de la Universidad Católica, supuestamente disputada entre “pluralistas”y fundamentalistas.

Al referirse a las profesiones que se ofrecerán a los becarios, Bolaños señala que la prioridad son las carreras “de ciencia y tecnología para favorecer el desarrollo científico y tecnológico del país”; pero, contradictoriamente, afirma a continuación que los egresados podrán tener trabajo por 3 años por lo menos en las regiones donde los necesiten. ¿Cuál es, entonces, el rumbo del desarrollo científico y tecnológico del Perú con “Beca 18”?

Tampoco es verdad que en el Perú sobran los médicos y enfermeros, afirmación que solo puede provenir de quienes no conocen el abandono de centros de salud y de enfermos que se hacinan en los hospitales del Ministerio de Salud, además de la inexistencia de centros de salud en muchos pueblos del país.

Pero el empirismo pedagógico es también otro de los componentes del actual Ministerio de Educación del Perú, herencia de la saga pragmatista que viene, por lo menos, desde la propia reforma educativa de la dictadura militar de fines de los 60 y todos los años 70 del siglo XX en el Perú. Privilegiar las profesiones técnicas y soslayar la formación humanista de nuestra juventud refleja la concepción dicotómica entre ciencia y humanismo, como si fueran excluyentes en el proceso de la formación humana integral. Pero en el sentido de las profesiones que requerimos, especialmente en las áreas poblacionales de los distritos pobres de las ciudades y del medio rural andino-amazónico, requerimos profesionales de las ciencias sociales (antropólogos, sociólogos, psicólogos, lingüistas, investigadores sociales, etc.).
Por donde se lo mire, “Beca 18”no solamente está plagada de concepciones asistencialistas y empiristas, sino que es, apenas, un programa más que carece de sustento programático para una nueva educación en el Perú. Con el viejo eslogan de “favorecer a los que más lo necesitan” (fujimoristas-neoliberales dixit), los actuales administradores de la educación peruana se han propuesto seguir manteniendo la crisis educativa y la privatización de la enseñanza.

José Ramos Bosmediano
Ex-Secretario General del SUTEP (Perú)