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jueves, 26 de noviembre de 2020

TE FUISTE “PELUSA”

Me corrijo. No te fuiste. Te llevaron, cuando aún no querías mudar de predio. Tu última gambeta no salió bien, por primera vez no salió bien. También la muerte, al parecer, tiene sus propias gambetas o una muralla defensiva que tu dribling diabólico o divino no pudo sortear.

No me importa si, como dicen los comentaristas enterados, fuiste el mejor pelotero del Mundo. Lo que sé, y de sobra, es que fuiste el mejor futbolista humano de todos los futbolistas humanos. Todo en tí era fútbol. Eras algo así como el fútbol hecho hombre, hecho Diego, hecho Maradona, hecho “Pelusa”. Jugabas con todo el cuerpo y con todo el espíritu, hasta con “la mano de Dios” para darle un título mundial a la albiceleste, como revancha sublimada por la afrenta en Las Malvinas perpetrada por la Rubia Albión, o como dice bien, Augustín Louis Marie de Ximenés, “La Pérfida Albión”.

El fútbol no parecía ser una profesión para ti, más bien una diversión. Más que formalidad, disciplina rigurosa, seriedad, era una forma de vivir con alegría y desenfado compartiéndola con todos, especialmente con aquéllos a los que la alegría les es escasa por los rigores que la vida impone, o mejor, que algunos imponen para vivir la vida que a otros les es negada. No era tu fútbol para amasar millones, que te llegaron y se fueron como vinieron. Ni tú mismo sabes, de seguro, dónde ni cómo se fueron.

Niño terrible metido al fútbol con amor primero y último. Pletórico de travesuras y rabietas adorables y otras reprochables. Irreverente con todo y con todos. Enemigo jurado de las mafias empezando con la mismísima vetusta y comercial FIFA. Desbordante en tus amores a tus querencias argentinas, a tus hijos, a tus amigos (que no pocas veces te jugaron sucio). Desbordante también en tus aversiones, un lengua larga de polendas y un Chato, ya gordo en la madurez, dispuesto a la rebeldía, a la controversia y a la bronca. Lo gris y lo oscuro de la vida te sembraron redes en las que enredaste a veces más de lo que nosotros hubiéramos querido y, posiblemente, más de lo que tú mismo quisiste.
   

Diego, Dieguito, la pelota se ha quedado viuda. Te habías desposado con ella “hasta que la muerte nos separe”, para los buenos y los malos tiempos y le guardaste absoluta fidelidad, más que a tu otra vida sentimental.

La pelota es también hoy huérfana. La tratabas cual padre amantísimo. La acariciabas, la protegías, la escondías, la paseabas de un lado a otro, la besabas con el cuerpo y con el espíritu. La amabas y, por cierto, igual le dabas cabezazos y patadas para guardarla en las mallas del arco contrario.

Disculpa “Pelusa” que te lo diga. Pero, aunque no lo supieras, fuimos parientes. Parientes en la vida de los pobres, humildes y marginados. Parientes en la rebeldía que levanta el grito y el puño para que la justicia social y la democracia al f in lleguen a la mayoría de las vidas. Parientes en la imagen y en la lucha de Fidel y la Revolución Cubana que son lumbre para el fuego y la luz de los caminos para América Latina.

En fin, fuiste zurdo con el pie y de izquierda con la cabeza. Quizá, digo, es un decir, la unión de tu zurda física y tu izquierda mental, es la que le dio a tu fútbol sus maravillas, sus alegrías, le dio pueblo.

 Diego, creo que es obligado recordar a Carlitos Gardel y cantar con él:

 

Adiós muchachos compañeros de mi vida, barra querida de aquellos tiempos,

me toca a hoy emprender la retirada,

debo alejarme de la buena muchachada. Adiós amigos ya me voy y me resigno, contra el destino nadie la talla,

se terminaron para todas las farras, mi cuerpo enfermo no resiste más.

 

No por qué hablo de ti en pasado. Los que te amaron y amaron tu fútbol no permitirán tu ausencia.

Por Rolando Breña Pantoja


miércoles, 11 de noviembre de 2020

¿QUÉ HACER AHORA?, UNIDAD Y ORGANIZACÓN

Nos viene a la mente esta interrogante luego que Martín Vizcarra fue dado de baja por los grupos de poder, por miedo (principalmente) a perder sus privilegios, ya que no tienen un candidato o candidata potable para estas elecciones en marcha; además, se han alineado a la presión de las mafias congresales desesperadas, aquello ha derivado en su vacancia. Son estas mafias las que están ahora alineadas con los grupos de poder quienes asumirán la dirección del gobierno y el Estado.

Son mafias, porque así nos indica su accionar y los procesos judiciales que tienen algunos partidos cascarones en curso. Son lo más reaccionario y lumpen de la política nacional por sus procesos relacionados con los Cuellos blancos, el Club de la construcción, Odebrecht y vínculos en proceso de investigación por lavado de activos del narcotráfico.

Sin duda los riesgos para nuestro país son muchos: desde la modificación del proceso electoral, el manejo del presupuesto nacional en plena campaña, el desfinanciamiento de la procuraduría, colocación de sus alfiles en puestos claves y demás.

Las movilizaciones en casi todo el país en rechazo a Manuel Merino como Presidente de la República es una muestra del rechazo que necesita ser canalizado y organizado. Que la indignación se convierta en una herramienta para la organización social y política, pues esta indignación se encuentra contenida por años de frustración y desidia.

El escenario todavía sigue siendo pelea de derecha – derecha, ya que igual parece no haber forma de poner temas claves para los de abajo como: Bono universal, mayor presupuesto para salud y educación, reforma de las AFPs y ONP, acceso a vivienda, independencia alimentaria con un necesario apoyo a la agricultura, la lucha contra la violencia hacia la mujer y la equidad de género, desarrollo de la industria y la tecnología nacional, lucha real contra las mafias y corrupción, entre otros. Por eso se vuelve imperativo su estructuración abierta y masiva.

Además, las fuerzas del cambio estamos divididas por el tema electoral, pero tenemos en frente una oportunidad de luchar en unidad por regeneración moral y cambios profundos. Nuestro mensaje es unidad de acción buscando elevar el nivel político y de conciencia de nuestra gente.

En las calles, en las redes, en todos lados la ciudadanía se sigue preguntando ¿qué podemos hacer ahora? La experiencia histórica y, la última de nuestros países vecinos, pone como tema clave y determinante: La organización.

Si recordamos en años recientes las luchas juveniles contra la Ley Pulpín, esta podría replicarse a escala mayor con estudiantes, colegios profesionales, sindicatos, organizaciones vecinales, rondas campesinas y todas y todos los que quieran sumarse a la verdadera lucha. Por eso el mensaje de hoy es llamar a la resistencia ciudadana y popular.

Las acciones claves son identificar una agenda común, la auto convocatoria de asambleas distritales, sectoriales (virtuales y directas) y así, desde abajo, empezar a discutir los temas transversales, de interés común y volver aprender el valor de la organización.

Finalmente, con espíritu abierto, ánimo constructivo, amplitud de miras, inclusivo con todas y todos, iniciemos el camino de la transformación de nuestra patria, con un proyecto nacional de desarrollo, una Nueva Constitución y la refundación de la República.

Por Luis Oliva Antezana

 

domingo, 1 de noviembre de 2020

BOLIVIA, CHILE Y PERÚ

¿De modo que nuestros hermanos me­nores, a quienes miramos con habitual desdén, nos dieron una lección de decencia y eligieron al candidato del MAS? ¿O sea que los bolivianos, hermanos del Alto Perú que Bolívar desgajó de nuestra espesa jurisdicción, no se dejaron ame­drentar por la gran prensa y los agentes de la CIA residentes en Santa Cruz y eligieron al sucesor de Evo Morales? ¡Qué notición! ¡Y qué manera de callar la de la prensa peruana! ¡Cuánto miedo entre sus escribidores a tanto el media training!

Y cuando uno estaba degustando todavía lo de Bolivia, saboreando la cuchipanda aimara, viene o lo de Chile. ¡Apoteósico!

Resulta que lo que la derecha chilena creyó inamovible como la cordillera, ha sido demolido en olor de multitud. Honor a los valerosos chileños que se enfrentaron a “El Mercurio” y a los pacos y lucharon por años hasta poder arrancarle a la derecha la llave de la caja fuerte donde estaba el santo grial de la constitución.

El mito del inmovilismo ha terminado. Así como Francisco Franco decía que lo de la continuidad era seguro y que todo “estaba atado y bien atado”, del mismo modo la derecha chilena, maldita desde 1973 por su ensañamiento, estaba segura de que el marco jurídico de la dictadura era parte de la naturaleza. Pues bien, se acabó. Los chilenos se ganaron el derecho de elegir una asamblea constituyente cuyo fin será renombrar al país y sembrar lo que haya que sembrar y talar lo que haya que talar. La educación, la salud y el régimen pensionario dejarán de ser latifundios de los de siempre y conocerán nuevas definiciones y fórmulas. Chile vuelve a vivir, a latir, a demostrar, a pura rabia y coraje, que ha dejado de ser el zombi vitalicio mordido por el pinochetismo. Todo podía admitir la derecha chilena, excepto que la constitución de su líder fuese tocada. Podían asentir cuando uno las decía, con pruebas bancarias y judiciales en la mano, que Pinochet, aparte de asesino, fue un ladrón. Podían mostrarse arrepentidos cuando se les hablaba de los excesos depravados de mi general Contreras, chupe de Pinochet y especia­lista en picanas y desapariciones. Pero, eso sí, decían de lo más pelucones: nos dejó la Constitución -así, con mayúsculas- que ha permitido este milagro.

Pero en octubre no hay milagros. Y los chilenos se hartaron de que les dijeran que la desigualdad era una ley de dios, que la educación era un pri­vilegio destinado a unos cuantos, que los sueldos debían ser la parte del ratón en el reparto. Esta­ban hartos de que la derecha, que había aplaudi­do los crímenes de la dictadura y la impunidad de su comandante en jefe, se considerara albacea de un legado inapelable y emputeciera las palabras hasta hacer irrespirable el país.

Exactamente como aquí, en el Perú. Con la dife­rencia de que nuestro país sigue sometido al secuestro moral del fujimorismo y su descendencia (la oficial y la supernumeraria). Los chilenos han puesto en su sitio a “El Mercurio” y a sus allegados y han votado por un nuevo futuro. Los pe­ruanos -muchos de ellos- siguen creyendo que “El Comercio” defiende los intereses permanentes del país.

Leí el editorial que “El Comercio” publicó en re­lación al triunfo popular chileno y no pude dejar de sentir una felicidad extre­ma. El diario del accionis­ta Pepe Graña, la caverna donde lo más reaccionario de la sociedad ensaya sus palabreos, anuncia para Chile las peores catástrofes y los cauces más peli­grosos. Que los chilenos se enteren: “El Comercio”, de Lima, condena el rotundo triunfo del “apruebo”. ¿Les importará que esta versión rímense de “El Mer­curio” clame al cielo porque la mayoría ha decidido lanzar por la borda la constitución del tirano?

El terror de “El Comercio” es que el ejemplo cunda. Chile estaba bien cuando era el ejemplo del “neoliberalismo exitoso” que Pinochet im­puso a sangre y fuego y Friedman apadrinó con visitas y consejos. Ahora Chile es un mal ejemplo, un vecino descarriado, un nuevo réprobo. Igual que Bolivia, que ha vuelto a las andadas. Y “El Comercio”, que respaldó al fujimorismo toda una década, apuesta por la eternidad de la constitu­ción que los tanques sostuvieron en 1993.

Por Cesar Hildebrandt