Candidata de Juntos por el
Perú. Analistas destacan entre sus fortalezas su juventud, su conexión con
sectores populares y aceptación en provincias. Y señalan como debilidades el
desconocimiento de JP y la posición ante el chavismo.
La candidatura de Verónika
Mendoza, de Juntos por el Perú (JP), se ve favorecida por su juventud, por
ser la postulante más representativa de la izquierda y porque podría convocar
al progresismo en momentos en que el país se ha polarizado, coinciden los analistas
consultados.
En la última encuesta del
Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Mendoza aparece en segundo lugar en
intención de voto, con 9,1%, superada por George Forsyth, con 14.7%, y empatada
con Julio Guzmán.
“Es la candidata mas importante
de la izquierda porque (Marco) Arana se ha desdibujado y (Pedro) Castillo no
aparece... Y en la izquierda la idea de unidad es fuerte, si no la hay, es la
candidata más destacada la que hace la unidad en la práctica”, opina el
sociólogo Sinesio López.
La importancia de liderar al
izquierdismo puede entenderse mejor si se advierte que en la encuesta del IEP
hay una consulta sobre “Autoidentificación ideológica”. En este rubro, el
sondeo indica que en un año aumentó el porcentaje de quienes se perciben
de izquierda y de derecha (crecieron 10% y 9%, respectivamente). En
cambio, menos gente se declara de centro (cae 6%).
Un porcentaje significativo, 38%,
se identifica de izquierda en el Perú rural contra 26% en Lima metropolitana.
En lo que se refiere a macrozonas, el izquierdismo igual ha crecido, de manera
más pronunciada, en la zona centro (de 15% en noviembre del 2019 a 35% en
diciembre del 2020) y sur (de 23% en noviembre de 2019 a 36% en diciembre de
2020).
La identificación es con la
izquierda, no exactamente con Mendoza y JP, pero es difícil de creer que se
identifiquen con el Frente Amplio, muy golpeado por las recientes acciones de
su bancada en el Congreso y la crisis interna.
Puntos a favor
Para el analista político Fernando
Tuesta, “es una mujer que en la oferta electoral genera una intención de
voto mejor que los otros grupos de izquierda”.
Observa que tiene fácil empatía,
sobre todo con los sectores populares. “Es una mujer que habla sencillo, llega
con facilidad, sabe quechua y trata de ubicarse distante a las clases políticas
más capitalinas”.
Tuesta destaca que las últimas
encuestas dan varios datos: Mendoza está más presente en provincias que en
Lima, en sector rurales más que en urbanos, ligeramente más en el área mujer
que hombre. “Y en sectores jóvenes, pero también en el grupo etario de mayor
edad”.
El politólogo Juan De la
Puente estima que Mendoza presenta una candidatura que moviliza el cambio
progresista, una de las opciones en alza debido a la crisis combinada de
salud, economía y representación. “Es la única que propone un programa de
igualdad, uno de cuyos ejes es la segunda reforma agraria, que la lleva a
liderar la intención de voto en el Perú rural. Es también una candidatura
feminista, un desafío al Perú conservador”.
Y agrega: “Su campaña recoge en
parte su éxito del 2016, es decir, su característica mestiza y provinciana, una
baza crucial en un país donde desde hace 30 años se vota casi siempre contra el
poder, y su relación con la juventud. Es, en suma, la candidata de una
izquierda más social y comunitaria que partidaria”.
El investigador de la U. Ruiz de
Montoya Alonso Cárdenas indica que Mendoza “puede ser
percibida como el recambio que tanto necesita la clase política peruana.
Además, ha mantenido un discurso coherente, de defensa de los derechos humanos,
el medio ambiente, los trabajadores, la población vulnerable y el cambio de modelo
económico. Elementos que la pandemia ha dejado en evidencia como urgentes, lo
que le está sumando adeptos”.
Puntos en contra
Cárdenas señala que, entre lo
negativo de Mendoza, existe la percepción de que ha sido tibia en el
deslinde con el régimen de Maduro. Y añade que “al no ser capaz de tener un
partido propio utiliza a JP como un vientre de alquiler”. Cree que su cercanía
con Nadine “puede manchar su discurso anticorrupción”.
Según De la Puente es un acierto
que haya puesto sobre la mesa la cuestión constituyente, pero su debilidad en
este punto “es la correlación de la política macro con expectativas de corto
plazo (empleo, ingresos y salud), lo que le permitiría disputar un parte del
centro político y crecer en votos y credibilidad”.
Otro riesgo es que la campaña
nacional “sea retaceada por las pequeñas campañas personales al Congreso que
cambian el foco del debate, como sucedió con la reciente guerra electoral con
los morados”.
Tuesta añade, entre lo negativo,
que VM fue candidata de otro partido que se dividió, lo que “es el talón de
Aquiles de la propia izquierda”. Y apunta otro aspecto: “Es más conocida que
Juntos por el Perú. Y si lo que se debe marcar es el símbolo, es una tarea
relacionar símbolo, el nombre de JP y a ella misma”.
Otra de las debilidades de la
agrupación que la cobija, dice Tuesta, es buscar contradicciones no al frente
de sus posiciones, es decir, en la derecha, sino en el centro o centro
izquierda. “Me refiero a las últimas polémicas con los morados. Eso los reduce
a ambos, los pone en una posición de vulnerabilidad”.
“Ella puede arrastrar a la
unidad”
Sinesio López, sociólogo
Una de sus virtudes es ella
misma, como candidata. Es joven, carismática, tiene llegada con todos los
sectores, se puede comunicar fácilmente con el mundo popular, además habla
quechua, tiene personalidad.
Otra ventaja es que prácticamente
es la candidata más importante de la izquierda, puede arrastrar a la unidad, y
esto no es un mito: cuando la izquierda ha ido junta tuvo buena votación,
dividida le ha ido muy mal. Le ocurre a todos los partidos, la fragmentación
daña la representación.
Entre sus debilidades creo que si
bien ha logrado configurar una definición sobre los temas de la democracia,
sobre Venezuela, que siempre la derecha lo usa para desdibujar cualquier
posición de izquierda, eso mismo no ocurre con todos quienes la siguen y eso
entonces puede generar una ambigüedad, puede ser un punto de fricción.
También tendrá problemas con los
medios, sobre todo la prensa concentrada, porque para ellos significa un
peligro, más que otros candidatos. Por eso cualquier tensión o contradicción
será usada en su contra.
Su candidatura se ubica en un
momento donde hay una polarización social relativamente fuerte. Y la
polarización social abre espacio a la polarización política y tiende a
desdibujar el centro, lo debilita. En cambio, cuando no hay polarización el
centro se abulta y los polos aparecen muy débiles.
Por Carlos Paucar