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sábado, 26 de septiembre de 2020

¿2021, UN NUEVO SALTO AL VACÍO?

¿Puede un país con más de 60 mil muertos por la pandemia darse el lujo de tener abandonados los servicios de salud, tal como ha ocurrido hasta hoy? ¿Podemos perdonar miles de millones de soles en impuestos a empresas como Telefónica cuando no tenemos recursos para atender las necesidades de salud, educación y promoción del empleo de los peruanos?

¿Los millones de personas que han perdido su empleo y los que se encuentran camino a la pobreza pueden seguir apostando por un sistema que relega sus necesidades básicas a la lógica del mercado? ¿O confiar en un Estado que le entrega 60 mil millones de soles a la banca y las grandes empresas y nada a los desocupados, salvo un mísero bono de 760 soles? Es claro que no, salvo que queramos dar un salto al vacío en las elecciones del próximo año.

Como pocas veces en la historia, los peruanos hemos sido compelidos a enfrentar el futuro en medio de la incertidumbre, con pocas certezas y muchas incógnitas. Lo único que sabemos es que son los errores del Estado los que nos han llevado a esta situación y que no debemos repetirlos, si es que no queremos precarizar aún más nuestra existencia.

Hora de cambios

Si hay una idea que flamea en el horizonte es la que indica que tenemos que cambiar el modelo económico. Si algo nos dicen estos tiempos oscuros es que ya no podemos seguir con un régimen económico basado en la sobreexplotación de los recursos naturales, en la contaminante explotación minera, con desindustrialización y mano de obra barata, como lo hemos hecho hasta hoy.

Esa es la apuesta del gobierno, la Confiep y los grupos de poder. El pueblo debe tener su propio proyecto. Uno, en que prime la generación de empleo, la innovación tecnológica y el respeto a la naturaleza. Está claro que debemos orientar nuestros esfuerzos a la satisfacción de las necesidades básicas, de allí la urgencia de apostar por la agricultura de subsistencia, por generar empleo en comunidades y distritos, así como dotar de recursos a los servicios de salud y educación para que la gente de a pie cuente con un sistema donde no prevalezca la ley del más fuerte y la consigna del ‘sálvese quien pueda’.

Ahora que estamos en medio de una recesión mundial, con casi 7 millones de nuevos desempleados en el país, debemos apostar por una nueva economía en la que primen los intereses de las personas y no las de las corporaciones o los grupos de poder.

En estas circunstancias, debemos preguntarnos si los candidatos que aspiran al sillón presidencial están pensando en esta encrucijada. Sinceramente, no lo creemos. Sin embargo, pensamos que en medio de esta pandemia no son pocos los que apuestan por una nueva visión en la que no solo prime la estabilidad macroeconómica, la reducción de la inflación, el equilibrio fiscal y las “leyes del mercado” en beneficio los oligopolios bancarios, mineros, farmacéuticos y AFPs.

Los peruanos requieren un nuevo orden que apueste por la reducción de las desigualdades, la justicia social y el pleno empleo, cuando no con un sistema en el que puedan vivir dignamente todos los peruanos sin importar su condición social. Una apuesta en la que tendrá que comprometerse el Estado, pero también la sociedad civil en su conjunto. Una apuesta que tenga como eje la industrialización del país, para que dejemos de ser el eterno proveedor de materias primas, del oro, la plata y el cobre que hicieron la riqueza de Europa, EE.UU. y, ahora, China.

Debemos evitar que se reproduzca una nueva década perdida. Las elecciones al 2021 son el momento para esta discusión, sobre todo ahora que la pandemia cierra el periodo neoliberal de la economía, como lo advierten destacados economistas.

Le toca a la izquierda que no tiene lazos con el sistema neoliberal encarar el tema con seriedad para no convertirlo en un simple tema de campaña. Estamos convencidos de que el neoliberalismo no está en condiciones de resolver los problemas del presente. La pérdida de 245 millones de puestos de trabajo en el mundo revela que el interés de las grandes transnacionales y los gobiernos que los respaldan está puesto únicamente en el lucro y la ganancia de las empresas.

Vargas Llosa

No se trata únicamente de discursos febriles, como lo afirma Mario Vargas Llosa, sino de realidades concretas. El capitalismo no se asocia a la injusticia, la desigualdad y el egoísmo por que lo diga la izquierda, sino porque esa es la realidad cotidiana que viven, día a día, hombres y mujeres de todo el orbe.

No es que la izquierda haya creado una confusión mental que impide aprovechar la posibilidad de sacar de la pobreza y el subdesarrollo a decenas, o centenares, de países de la tierra, sucede que ya son 30 años de neoliberalismo y de promesas de desarrollo que no se cumplen y que la pandemia ha desnudado en toda su dimensión.

Un sistema en el que las empresas poderosas se niegan a pagar tributos y apelan a todo tipo de tretas legales para burlar el pago de casi 10 mil millones de soles en el país, es un sistema que no es justo ni puede ser legalizado por ningún juzgado, tal como acaba de ocurrir con el reciente fallo del Tribunal Constitucional que rechazó el reclamo de 158 grandes empresas para que les perdonen el pago de lo que le adeudan al Estado.

Desde hace más de 30 años los gobiernos que se han sucedido en Palacio de Gobierno han blindado los intereses de las grandes empresas. ¿Y si no, porque Yanacocha le adeuda 2 mil millones de soles al Estado? Ya es hora de que un nuevo gobierno ponga freno a las ventajas tributarias de la que gozan los oligopolios. La política tributaria es el eje central del combate para la distribución del ingreso en un país que tiene el triste privilegio de ser uno de los más desiguales del mundo.

Se deben cobrar impuestos a los que más tienen y reducir las distancias sociales. Ese es un componente clave de la lucha por la igualdad, que se expresa en buenos servicios de salud, educación e infraestructura. No es sostenible un Estado en el que la evasión y la elusión del impuesto a la renta supere los 35,000 millones de soles anuales, la mitad de lo que se recauda por ese concepto. Eso sin contar las exoneraciones tributarias.

El programa

Si hasta hoy hemos tenido a la casi totalidad de los partidos políticos alineados alrededor de intereses particulares, es hora de crear partidos con propuestas programáticas en búsqueda de construir un país democrático, sin exclusiones ni discriminaciones. Este es un momento de cambio que no debemos desaprovechar,

Los grandes intereses, que nos han gobernado en las últimas décadas temen perder la soga que conducía al rebaño hacía la senda que ellos escogieron. Es hora de arrebatarles la conducción del Estado y eso se logra con propuestas claras y no solo con candidatos con buenos perfiles.

La hora del cambio llegó, es hora que los partidos que reclaman la transformación del país se pongan a la altura del reto.

Por Efraín Rúa


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