El mensaje presidencial del 28 de Julio, hecho al más viejo estilo tradicional de la política criolla, ha ratificado el camino del continuismo neoliberal del gobierno, a pesar que el Presidente Ollanta Humala se haya esforzado en maquillarlo con un conjunto de medidas asistencialistas, pretendiendo que ello significa el cumplimiento de sus promesas electorales de la gran transformación. No refleja una visión de país, ni marca un rumbo estratégico; se trata del mensaje de un gobierno convertido en mero tramitador de lo existente. Las vigas maestras del modelo primario exportador en beneficio de las grandes transnacionales permaneces incólumes, situación que no se modificará con la propuesta de un cambio constitucional para declarar el agua como recurso prioritario, como tampoco se resolverán los conflictos sociales con una política de “diálogo” diseñada para abordar los aspectos secundarios y no los temas de fondo que están en la base de estos problemas.
Nada se ha dicho sobre la solución al tema Conga. Sectores como salud y educación han sido nuevamente postergados, el agro continuará en el abandono, la inseguridad ciudadana seguirá campeando y la corrupción desbordándose. Tampoco se ha anunciado mejoras sustantivas para los sectores laborales. La “inclusión social” de la que se hace gala en realidad es el más puro asistencialismo, una manera de pretender contener el descontento, política que, como en el caso del fujimorismo, tiene su complemento en el autoritarismo. En suma, una nueva frustración para quienes aún mantenían expectativas que en esta oportunidad Ollanta Humala iba a rectificar rumbos y volver a sus planteamientos primigenios.
El primer año del presente gobierno concluye en medio de un acelerado proceso de reordenamiento social y político, el desencanto de amplios sectores que apostaron por los cambios prometidos, el incremento de la conflictividad social, el autoritarismo como recurso para neutralizar las demandas populares y la cada vez mayor inestabilidad política que vive el país. En el futuro veremos la acentuación de estas tendencias que confirmarán la polarización entre cambio democrático y patriótico o continuismo neoliberal.
La opción de la izquierda y el progresismo, reales portadores de los cambios profundos que el país reclama, tiene en el presente una gran oportunidad para abrirse paso, por lo que se hace necesario acelerar el proceso unitario en marcha, desplegando toda la voluntad, consecuencia, capacidad de renovación para encarnar una nueva cultura política, vinculación con las masas, que son las condiciones y los retos a asumir para lograrlo. Convocamos a los más amplios sectores del país a marchar juntos levantando las banderas del cambio de modelo económico, nueva Constitución, nueva república, un gobierno democrático, patriótico, descentralista y de ancha base social.
Perú, 30 de julio de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario